NOTICIAS DE GUIPUZCOA
josé ortega abogado de la asociación española de afectados por la ley de costas
«Están creando mecanismos coactivos para lograr la sumisión del ciudadano con el Estado»
Ortega es el abogado que más demandas ha ganado al Estado en materia de Ley de Costas. Gracias a su labor, hoy se mantienen en pie varios pueblos enteros de Canarias que el Estado quería derribar. A pesar de sus éxitos, denuncia la precaria situación judicial que padecen los afectados
iraitz astarloa- Lunes, 30 de Abril de 2012 – Actualizado a las 05:28h
Donostia. Consciente de que el Estado gana el 99,9% de los litigios en materia de costas, Ortega continúa luchando contra la injusta situación que padecen 400.000 familias de todo el Estado. Su estrategia: que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos admita los casos de estos millares de afectados, ya que «no se puede esperar nada» de los tribunales estatales.
¿En qué situación se encuentran ahora mismo los afectados?
Parece que puede haber una cierta moderación en la aplicación de la Ley de Costas, lo que no significa que se hayan paralizado los derribos. Se puede decir que se ha levantado el pie un poco del acelerador, pero sigue habiendo mucha gente que está en el corredor de la muerte.
¿Puede atribuirse este cambio de actitud al cambio de Gobierno?
Yo no lo achacaría directamente a eso porque el cambio de gobierno todavía tiene que notarse, se tienen que hacer con los cargos, con la situación… Además, en el último año de Gobierno socialista ya hubo un giro de 180º en la aplicación de la ley.
El pasado 9 de abril el ministro de Medio Ambiente informó de que la nueva ley de costas llegará antes del verano.
Eso es absolutamente imposible. Ahora mismo no hay un texto escrito conocido así, que a lo sumo se mandará al Parlamento un proyecto de ley. Ahora con la mayoría absoluta todo es más fácil y puede que el proceso sea más rápido, pero creo que dos años sería un plazo muy realista para que llegue la ley.
¿De qué manera va a afectar la nueva ley a las familias sometidas a la Ley de Costas?
Pienso que la nueva ley no va a cambiar nada ni va a hacer absolutamente nada por ellos. El Gobierno le va a dar una capita de barniz al tema, pero no creo que cambie absolutamente nada.
Así que el cambio no invita a ser optimistas.
El ministro dijo que va a facilitar la desafección -dejar de considerar de dominio público una zona así considerada- de las zonas degradadas, lo que puede provocar arbitrariedades. Entiendo que las zonas degradadas son aquellas que más urbanizadas están, es decir, barrios o grandes urbanizaciones que afectan a miles de familias. Las cuatro o cinco familias que viven en su casita, aislados, no viven en zonas degradadas porque están menos construidas, por lo que se va a producir un trato más favorable por el mero hecho de pertenecer a un grupo grande.
¿Tienen alguna posibilidad los afectados de ganar la batalla judicial al Estado?
Lo que se está produciendo en la Audiencia Nacional es un espectáculo. Te dicen a todo que no. Yo soy el abogado que más veces le ha ganado a Costas, quien más deslindes he conseguido anular y, con todo, el Estado está ganando el 99,9% de los litigios.
¿Qué ocurre con los Tribunales de primera instancia?
Primero, que te dicen a todo que no y luego, respecto a la calidad de la sentencia, dan la vuelta a tus argumentos, los despiezan, los descomponen, los separan de su contexto de una forma irritante en favor del Estado.
¿Cabe recurrir ante el Tribunal Supremo?
Desde hace tres años, en el Tribunal Supremo han decidido no admitir absolutamente nada a trámite por motivos estrictamente formales. Hemos llegado a una situación en la que no se están admitiendo recursos por escribir una coma en lugar de un punto. Estamos en un proceso en el que la administración de justicia se está disipando por los aires.
¿Qué ocurre con el Tribunal Constitucional?
Nos encontramos con que si ya era poca la subjetividad con la que aceptan las sentencias, desde 2007 se ha introducido un nuevo requisito, que desde mi punto de vista es una vergüenza enorme, para admitir los recursos a trámite. Entienden que para admitirla a trámite tiene que tener relevancia constitucional, es decir, te están diciendo que te pueden estar violentando uno o más derechos fundamentales de la persona y, a pesar de todo, no te lo admiten si no tiene especial relevancia en la interpretación de la Constitución.
¿Se enfrentan los afectados a alguna traba más?
Con la reforma de las leyes procesales se introdujo en concepto de la condena en costas, es decir, que si tú pierdes el procedimiento, donde antes no existía consecuencia económica alguna, ahora te condenan a pagar los honorarios del abogado del Estado. Esto en una situación en la que tienes un 1% o 2% de probabilidad de ganar el litigio se traduce en que están creando legislativamente mecanismos coactivos para lograr la sumisión del ciudadano contra el Estado, y esto es muy serio.
¿En que situación nos quedamos los ciudadanos?
No se puede esperar nada de los jueces en este país. El Estado se está convirtiendo en una especie de vaca sagrada y lo que están haciendo los tribunales es que no haya capacidad de reacción por parte de los ciudadanos contra el Estado. Se está produciendo una sumisión-resignación entre los ciudadanos y esto es absolutamente grave porque está haciendo peligrar la calidad de la democracia.
¿Esta situación va a prolongarse mucho en el tiempo?
Tengo la sensación de que en un plazo de 10-15 años esta situación tan extraña y tan injusta de los tribunales en España se va a tener que normalizar a consecuencia de la cascada de sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.
¿Es esta la última instancia que les queda a los afectados?
La gente cree que es otra instancia más, pero no. Es un convenio por los derechos fundamentales de la persona, por lo que yo lo que hago es, desde el minuto cero, vincular el litigio con el convenio europeo de derechos humanos porque, como en la vía judicial española no cabe esperar nada, la única opción es que este tribunal admita el caso.
Afectados por la Ley de Costas cree que la reforma beneficiará a los que más han construido
marzo 6, 2012
@abogadodelmar
Diario Levante
La Plataforma se reunió ayer en el Puig para analizar los cambios en la normativa para la protección del litoral
V. CONTRERAS EL PUIG
Los representantes de varias asociaciones de toda España que forman la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas se reunieron ayer en el Puig para analizar la reforma de esta ley que prepara el Gobierno de Mariano Rajoy y preparar un escrito con varias reivindicaciones que quieren impulsar a través de los ayuntamientos. Según explicó tras al asamblea el portavoz de la Plataforma, José Ortega, por lo que hasta ahora ha dejado entrever el Ministerio de Medio Ambiente sobre la reforma «parece claro que de la definición del dominio público marítimo terrestre se quedará como está, lo que no es bueno para la convivencia ya que los límites del dominio público dependerán de algo tan variable como el alcance máximo de los temporales».
Pero, sobre todo, Ortega destaca que el concepto de desafecciones que podría incluir la reforma «beneficiará a las urbanizaciones más grandes ya que el Gobierno prevé desafectar las zonas que estén más degradadas». «Es decir -subraya el portavoz de la plataforma-, al final se estará premiando a aquellos que más han construido y más han degradado el litoral». También critica esta asociación que, al menos de momento, no se haya hablado de destinar las inversiones pública a evitar la erosión de la costa.
Ortega explicó ayer que la Plataforma reune a cerca de 9.000 propietarios de viviendas de toda España afectados por la Ley de Costas.
http://www.costasmaritimas.es
joseortega@costasmaritimas.es
CANARIAS RECIBIRA COMPETENCIAS EN COSTAS
septiembre 20, 2011
El abogado de varios establecimientos de El Golfo argumenta que no solo Cataluña, sino un término municipal como el de Barcelona, ya disponen de estas transferencias desde el año 2009
José Ortega: «Será positivo y se logrará que Canarias reciba del Estado las transferencias en Costas»
Denuncia que las viviendas siguen esperando respuesta a la solicitud administrativa de enero de 2007 tras el deslinde de Costas y pone como ejemplo grave de los «vaivenes» de la Administración el exagerado deslinde en Famara
Crónicas · 19 de septiembre de 2011

José Ortega, el abogado entre otros de los propietarios de varios restaurantes de El Golfo, en el municipio lanzaroteño de Yaiza, afectados por el deslinde de Costas, ha asegurado en Crónicas Radio que «será bueno y se logrará que el Estado transfiera a la Comunidad Autónoma de Canarias las competencias en materia de Costas».
A su juicio, «sería positivo para los afectados porque siempre que la admnistración más cercana, en este caso Canarias, puede tomar decisiones, será mejor para los ciudadanos que en el caso de que se tomen desde Madrid». En esa hipotética situación, cree que «podría haber también algún pase de rosca de demasiada complicidad, como pasa a veces», pero no cree que esa sea la norma, sino que «habrá más comprensión y más atención a la sociedad, que buena falta hace».
De esta manera respondía Ortega en el programa ’A Buena Hora’, de Crónicas Radio, al ser cuestionado por una propuesta que partidos como Coalición Canaria (CC) ya han trasladado en reiteradas ocasiones al Gobierno central, como ha ocurrido este mismo fin de semana.
Según predice el letrado, estas competencias «se van a dar» a Canarias. En primer lugar, porque hay otras comunidades autónomas que ya las tienen, como Cataluña y, segundo lugar, porque hay casos como el del Ayuntamiento de Barcelona, que tienen desde el año 2009 transferidas las competencias en materia de Costas dentro de su propio término municipal. «Oído al parche», esboza Ortega.
Restaurantes y Viviendas de El Golfo
En cuanto al reciente caso en el que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) acaba de dictar sentencia declarando la nulidad de una resolución sancionadora con desmontaje de determinadas instalaciones del restaurante Casa Plácido en El Golfo, el abogado entiende que la Dirección General de Costas» ha ido a buscar lo más vulnerable, lo más débil, en este caso esas pretendidas ocupaciones ilegales que Costas decía que eran ilegales. Eso habría arruinado la vida económica de El Golfo».
Eso sí, matiza que «las viviendas no tienen ningún tipo de expediente sancionador abierto. En teoría lo que haría Costas en el peor de los casos es una recuperación posesoria, que es el tipo de expediente que da lugar a todos estos derribos que está habiendo en Canarias», precisó. Sin embargo, denunció que «nosotros tenemos solicitada la concesión administrativa de la Transitoria Primera -en teoría te quitan la propiedad y te tienen que compensar con la concesión, pero luego es justo al contrario, en la práctica hay concesión o derribo- desde el mes de enero de 2007», algo que refleja a su modo de ver «lo arrogante e ineficaz que resulta esta Administración tan poderosa, que no ha sido capaz de contestar a esta solicitud y la mantiene ahí durante años».
Famara, el ejemplo de los «vaivenes» de Costas
Para este abogado, el deslinde de Famara es «el mejor ejemplo de los vaivenes de Costas y del inmenso poder que tienen sus ingenieros». Según explica, en esta zona del municipio de Teguise «hay un deslinde absolutamente increíble, que no cabe en cabeza humana, porque habían metido la línea para dentro de Los Volcanes, algo así como 900 ó 1.000 metros alegando que había transporte eólico», dijo.
Además, tras las pertinentes protestas municipales, «Costas metió la línea otra vez hacia fuera, pero brutalmente, pues cogieron solo 50 metros».
Sentencias
En la última sentencia notificada hace unos días a uno de los restaurantes de El Golfo, en Yaiza, la resolución fue dictada por la Jefatura Provincial de Costas de Las Palmas y obedece a un expediente sancionador que, junto a otros de la misma zona, fue tramitado de forma fulminante nada más aprobarse el deslinde, contra varios restaurantes de la zona, a los que se reprochaba la ocupación de dominio público y la servidumbre de tránsito por las mesas y sillas de las terrazas.
La sentencia declara la nulidad de los actos combatidos por haberse causado indefensión, ya que la Jefatura Provincial de Costas no sólo no accedió a practicar la prueba pedida por el abogado de los propietarios del restaurante, sino que ni siquiera se dio por enterada de la petición. El abogado, José Ortega, considera que de esta manera la «arrogancia de la Administración y su desprecio» por los derechos individuales se ha vuelto contra la propia Administración.
Esta sentencia se suma a la que fue dictada antes del verano en relación con el derribo de la terraza del restaurante El Bogavante, en la misma localidad. Con ellas queda demostrado que es posible vencer a Costas y que por lo tanto la marea de derribos en las playas de Canarias dista mucho de ser inevitable.
Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas
José Ortega , el abogado que ha obtenido la sentencia, es fundador de la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas y autor del informe sobre aplicación abusiva de la ley de costas que dio lugar a la declaración del pleno del Parlamento Europeo de 26.03.2009 condenando a España por aplicación retroactiva de esa ley y reclamando su reforma. Ha obtenido de los tribunales la nulidad de un deslinde en Punta Larga (Candelaria) y la de un conjunto de siete derribos en El Remo (La Palma) y uno más en La Oliva (Fuerteventura), además del correspondiente al restaurante Bogavante. Al mismo tiempo, ha conseguido la suspensión judicial in extremis de numerosos derribos en El Puertito de los Molinos (Puerto del Rosario, Fuerteventura) y en otras localidades de Fuerteventura
Publicado en Cronicas de Lanzarote:
http://www.cronicasdelanzarote.es/spip.php?article36116
UNA MESA PARA LA HISTORIA
abril 18, 2011
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La I JORNADA DE ESTUDIO DE LA LEY DE COSTAS, organizada por la PLATAFORMA NACIONAL DE AFECTADOS POR LA LEY DE COSTAS, deparó mucha emoción, muchas sorpresas y mucha satisfacción.
El acto central de la Jornada reunió en una mesa a:
-Francisco Montoya, Ingeniero de Caminos, antiguo Subdirector General de Costas y corredactor del reglamento de costas.
-Alfredo Masó, profesor de Macroeconomía de la Universidad de Alicante, presidente del colectivo de Arenales del Sol y miembro de la junta directiva de la Plataforma.
-José Luis Almazán, Ingeniero de Caminos, funcionario en excedencia de la Dirección General de Costas y profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid.
-Mario García, alcalde de Nules.
-José Serra, Ingeniero de Caminos y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia. Director del Laboratorio de Puertos y Costas de esta Universidad.
-Un servidor, Abogado.
Todos moderados por Carolina Fernández, periodista de Las Provincias.
Me parecieron especialmente significativos los puntos de vista de Almazán y Montoya, dos funcionarios del Estado que han estado durante años trabajando en la casa y que no mantienen puntos de vista muy alejados de los de los afectados en cuanto a la vigencia actual de la ley de costas y la conveniencia de su reforma.
Montoya es un interesante conversador. Hace no mucho, cuando era Jefe de Costas de Castellón, hizo algo insólito: Me llamó para cambiar conmigo impresiones sobre la ley y su aplicación. Yo, acostumbrado a todo lo contrario, la verdad es que no sabía qué pensar mientras acudía a su despacho. El encuentro fue franco, respetuoso y creo que fructífero. Entonces, como no me lo explicaba, sospechaba que la maniobra escondía alguna directriz tremebunda de los jefes de Madrid. Ahora pienso que Montoya era y es un intelectual y que sólo quería conocer mi punto de vista. La prueba de ese carácter es que en estos días, al poco tiempo de su jubilación, en vez de tumbarse en el sofá a ver Tele 5 se ha puesto a redactar su tesis doctoral, que naturalmente va de la ley de costas.
A Almazán no lo conocía hasta hace poco, pero cada cambio de impresiones de los que había mantenido con él acreditaba su profundísimo conocimiento y su dilatada experiencia a todo lo relativo a las costas. Su ponencia lo demostró. No sólo sabe. Además es valiente.
Serra intervino en sustitución de su compañero José Medina, que sufrió un imprevisto. Pensé que era mejor traer a la mesa redonda a Medina porque Serra le ha hecho un flaco favor a los vecinos de La Casbah, ya que como responsable del programa de vigilancia ambiental de la ampliación del puerto de Valencia de 2007, no ve relación entre dicha ampliación y la fortísima erosión marina en las playas del Saler y Pinedo, que recientemente descalzó el paseo marítimo situado frente a la Casbah. En todo caso, su autoridad en la materia está fuera de toda duda y sus buenas relaciones con el Gobierno ponen aún más en valor los puntos de vista reformistas que mostró.
Mario García es el alcalde de un pueblo como Nules, que sufre como ninguno por la erosión marina y que está perdiendo superficie a ojos vista como consecuencia del efecto sombra del puerto de Burriana.
De Alfredo qué os voy a contar. Fue el auténtico inspirador de esta cosa que es la Plataforma cuando en una comida en Alicante, en septiembre de 2007, me propuso de forma directa que uniera a todos los colectivos que trabajaban conmigo en un gran colectivo nacional. Antes, después y durante ha luchado no sólo contra los de enfrente, sino también a veces contra los de al lado.
No voy a contar ahora ningún resumen de lo sucedido en la mesa. No tiene sentido primero porque saldría un rollazo de varios folios y segundo porque en cuanto me pasen la grabación colgaré los videos y todo el mundo podrá enterarse de pe a pa. No obstante, os traslado desde este momento mi perplejidad ante la opinión unánime de todos los presentes en el sentido de que es precisa una reforma de la ley de costas. Esto es algo que resultaba impensable hace no mucho tiempo.
Recuerdo que cuando pusimos en marcha la Plataforma, aquel 8 de enero de 2008, alguien muy entusiasta propuso meterse con la ley y lo desaconsejé porque en aquel momento la sociedad no estaba preparada y corríamos el riesgo de pasar por señoritos privilegiados a quienes incomodaba una ley de protección del medio ambiente bastante prestigiosa. Ese momento ha quedado muy atrás. Ahora, después de todo lo que llevamos hecho y sufrido, no sólo se puede pedir una reforma de la ley, sino que la reclaman con nosotros los mayores expertos del país.
Una vez, mientras me encontraba en la herboristería Pepe Navarro, recibí la llamada de Marcial Pina, de Arenales del Sol. Era un hombre muy solemne. Después de una breve conversación, concluyó diciéndome varias veces: “No nos deje… No nos deje”.
Recuerdo otro día, en un otoño frío y en una casa enorme y más fría aún, cuando conocí a José Martí, un prestigioso abogado mercantilista de Barcelona que me llamaba para salvar aquel caserón, su casa familiar de Oliva.
Y también recuerdo el verano de 2007, cuando un sonriente Juan Miguel Terradez llevó al maltrecho local de la asociación de vecinos de la Casbah unos cubitos de limón granizado para celebrar su cumpleaños en medio de una reunión de trabajo en la que ya se empezó a fantasear con una fórmula colectiva de defensa que fuera más allá de los recursos administrativos o judiciales.
Los tres murieron en el camino sin llegar a ver este momento, que creo que es un momento histórico que va a hacer de gozne para cerrar un tiempo y abrir otro nuevo. El momento en el que todos y cada uno de los componentes de la mesa de discusión, consultados por Carolina Fernández, respondieron SÍ a la pregunta de si había que reformar la ley de costas.
Como dije en mi turno, la ley se reformará gracias a una labor tranquila, inteligente, pacífica y constructiva llevada a cabo por la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas desde el momento mismo de su fundación. No hemos chillado, no hemos insultado, ni hemos roto cristales. Hemos metido el dedo en el ojo, como debía ser, pero con educación y poniendo la semilla donde podía germinar y crecer, no en el suelo estéril de esta España de cuya vida pública los valores de justicia, ética y dignidad parecen haber huido.
El trabajo que hemos hecho es un ejemplo de cómo la sociedad puede sobreponerse al aparato del Estado. Una sociedad donde sucede algo así sigue siendo una sociedad saludable. Creo que hemos dado un ejemplo de lucha cívica.
LIBRES PERO SIN ALAS
abril 4, 2011
Un Estado sin alma en guerra contra el alma del pueblo.
En 1988 el partido socialista puso en marcha una ley para proteger las costas. Era necesaria, porque la aplicación de la ley entonces vigente doy fe que era de risa. Pero quizá hubiera sido más apropiado ponerse serio con la que ya había y dejar de hacer el tonto.
La ley nueva ampliaba las definiciones del dominio público dando lugar a que enormes espacios que antes eran privados pasasen a poder del Estado. Esto, naturalmente, planteaba un problema de cuidado en relación a las viviendas existentes en esas zonas, porque por un lado la propiedad no se puede suprimir de un plumazo y por otro no había dinero suficiente en España para indemnizar esas expropiaciones. La solución fue una síntesis en la que la indemnización no se daba en dinero, sino mediante una autorización temporal para seguir habitando la casa expropiada como concesionario. El Tribunal Constitucional dijo que eso era compensación suficiente (¿?) y la cosa quedó así hasta que nació la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas para denunciar los abusos del Gobierno sobre los humildes, los pobres, los desamparados y sobre la clase media y consiguió, entre otras cosas, que el pleno del Parlamento Europeo (26.03.09) declarase que aquel mecanismo era en realidad una expropiación sin indemnización. Así es como lo consideran todos: afectados, políticos y gobiernos europeos y medios de comunicación. Todos excepto el Gobierno y los jueces de aquí.
La praxis de la ley de costas sugiere un país que quiere vivir por encima de sus posibilidades reales. Rescatar los antiguos terrenos dunares y rehabilitarlos está bien. Hacerlo a coste cero sobre las costillas de los ciudadanos, en cambio, no resulta tolerable. El Estado se porta como esas familias que ansían tener el coche de último modelo, la tele de más plasma y más pulgadas y el sonido más estéreo, pero a la que no le llega el sueldo. Es lo mismo. Lo que pasa es que lo disfrazan estupendamente pero en el fondo es eso. Quieren limpiar las playas de pobres para fomentar el turismo de calidad y a esos pobres que los zurzan.
No somos capaces de encontrar el término medio. O vendemos el país a los especuladores o lo entregamos a unos funcionarios fanáticos que echan arena sobre el bosque para decir que es una duna y que se presentan por sorpresa y sin autorización judicial para derribar las viviendas de familias humildes. Pero estos celosos señores de la ley y el orden ni siquiera son capaces de guardar coherencia con su propia severidad porque, aunque sea increíble, al mismo tiempo que se dictan actos retroactivos pasando al dominio público viviendas construidas fuera de él y anteriores a la ley, en este momento hay en España varios procesos de desafectación (retirar el carácter de dominio público) de terrenos donde los especuladores construyeron cuando ya eran dominio público. Es un espectáculo de circo ver cómo se priva de su propiedad y se derriban viviendas alzadas en terrenos privados, comprados y pagados, y se desafecta lo construido sobre el dominio público. Lo que pasa es que esto lo llevan con mucha discreción.
El desaliento de las víctimas de estos feroces ejecutores de la ley de costas queda bien resumida en los versos de Blas de Otero, que nos define como ciudadanos libres pero sin alas. Tenemos derechos, sí, pero hasta que nos toca la china de cruzarnos en el camino del Estado. Como te pase eso, despídete. Parecía que Serrat estaba pensando en estos cuando escribió aquel tema que decía “no conocen ni a su madre cuando pierden el control”.
Llegará el día en el que España se libre de los lobos que nos afligen, de los fanáticos, los sectarios y los soberbios señores acostumbrados a pasarnos por encima para cumplir lo que ellos creen que es un ideal. Llegará el día en el que España no sea una democracia de cartón pintado inflada con consignas de aire. Llegará un día en el que no hará falta luchar por lo que es evidente. Pero ese día no ha llegado. Y no llegará si descansamos o lo dejamos correr. Esta no es una lucha por el derecho de propiedad de unos pocos. Es una lucha por la dignidad. Escuchando el llanto de las víctimas es como he llegado a percibir el envilecimiento del sistema y a comprobar que el problema no es la ley de costas, sino una democracia que no funciona.
LIBRES PERO SIN ALAS es un documental producido por LUGALBANDA SL que cuenta cómo un Estado sin alma hace la guerra al alma de su propio pueblo y cómo la sociedad puede prevalecer frente al Estado empleando como arma sólo la palabra.
EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA LEY DE COSTAS
febrero 22, 2011
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/principio/fin/Ley/Costas/elpepusoc/20110222elpepisoc_2/Tes
La norma que protege el litoral se ve amenazada por cinco iniciativas legislativas – Casi 23 años después de su aprobación, los perjudicados cantan victoria
RAFAEL MÉNDEZ – Madrid – 22/02/2011
La noticia en otros webs
La Ley de Economía Sostenible prorroga una refinería que ocupa una marisma
El Senado aprobó por mayoría rebajar la norma como pedían CiU y PP
El abogado de los afectados: «Es cuestión de tiempo que caiga la ley»
Los ecologistas critican la cesión de competencias a las comunidades
La recopilación de leyes en marcha para reformar la Ley de Costas es amplia. Algunas iniciativas no tienen demasiado calado, otras son puntuales, pero juntas revelan las presiones a las que está sometida la norma.
En diciembre de 2008, el Ministerio de Medio Ambiente utilizó la Ley de Navegación Marítima para intentar que las casas construidas sobre la playa legalmente antes de la norma se pudieran comprar y vender . La reforma sigue encallada. El Defensor del Pueblo criticó la opacidad del trámite, pero la técnica se repitió. En agosto llegó la Ley de Puertos, de Fomento, que suavizó las condiciones para convertir los faros en hoteles y restaurantes. Hay más: el PSOE ha utilizado la Ley de Costas como moneda de cambio con el PNV y en la Ley de Economía Sostenible apoyó una enmienda para reformar la Ley de Hidrocarburos y alargar la concesión a una refinería en dominio público. El objetivo es que la instalación de Petronor en las marismas de Muskiz (Vizcaya), cuya concesión caduca en 2012, siga en pie después de esa fecha. El presidente de Petronor, el exlíder del PNV Josu Jon Imaz, llevaba meses buscando fórmulas para eludir la Ley de Costas.
En los grupos de trabajo para elaborar la Ley de Sostenibilidad de las Ciudades, de la secretaría de Estado de Vivienda, se llegó a barajar la posibilidad de suavizar la ley con el objetivo de hacer más atractivo el stock de viviendas en la costa a compradores extranjeros, según fuentes próximas a la negociación. La ley no incluirá ninguna medida en este sentido, según una portavoz de Vivienda.
El director general de Costas, del Ministerio de Medio Ambiente, Pedro Antonio Ríos, no parece cómodo justificando estos cambios: «Modificar la Ley de Costas mediante la Ley de Economía Sostenible no me parece riguroso, creo que sería mejor decir qué quieres hacer con la ley». Ríos, con amplia experiencia parlamentaria, pide que se distinga entre su labor y las reformas que acepta el PSOE: «Costas no ha hecho ninguna enmienda, la habrá hecho el grupo parlamentario dentro de los equilibrios parlamentarios. Si es para sacar el presupuesto me parece bien».
Ríos sostiene que no hay que exagerar la polémica: «El 94% de la aplicación de la Ley de Costas ya ha sido eficaz y ahora hay que resolver el 6% restante que lo hacemos desde la concertación. No amañamos la ley a esas situaciones, sino que gestionamos en función del territorio».
Los ecologistas critican que «quienes defienden la Ley de Costas impulsan modificaciones para indultar fábricas por la puerta trasera», como resume Pilar Marcos, responsable de Costas de Greenpeace.
La oposición va más allá. PP y CiU ya hablan abiertamente de cambiar la norma -en los ocho años de Gobierno del PP se aplicó la ley sin reformas-. Ambos partidos presentaron proposiciones de ley en el Congreso en otoño y las perdieron por un voto en la Comisión de Medio Ambiente. Entre carreras, el PSOE consiguió los diputados suficientes para tumbarlas.
Pero el empeño no acabó. El pasado 9 de febrero, el Senado aprobó la toma en consideración de dos proposiciones de ley para reformar el texto. CiU propuso excluir de la norma algo que definió como «ciudades navegables», en alusión a la Marina de Empuriabrava, una urbanización con puntos de amarre junto a los chalés en la costa de Girona, y mantener algunas zonas urbanas fuera de la aplicación de la ley.
El PP logró aprobar otra proposición para indemnizar a los dueños de fábricas construidas en dominio público antes de 1988. El PP, que durante años criticó la aplicación de la norma, ha pasado a cargar contra la ley en sí. Según el portavoz de Medio Ambiente, Carlos Floriano, su propuesta «permite abrir vías claras para resolver un problema que afecta a muchos ciudadanos españoles y superar así la situación de inseguridad jurídica». Las dos proposiciones pasan al Congreso, donde se deberán debatir y donde CiU y PP tiene más difícil conseguir una mayoría como la del Senado. Y puede que la legislatura se agote sin que prosperen.
La portavoz popular en el Senado, Leticia Díaz, declaró en la tribuna: «La redacción de esta ley permite su aplicación arbitraria, porque está plagada de conceptos jurídicos indeterminados». La norma no fija una distancia para definir el dominio público, sino que utiliza conceptos geográficos como las playas, «el límite hasta donde alcanzan las olas en los mayores temporales conocidos», «las marismas, marjales y esteros».
Las casas construidas legalmente en esa zona antes de 1988 recibieron una concesión de 30 años, ampliables a 60, en una singular expropiación que el Tribunal Constitucional avaló en 1991. El plazo, que se veía como inalcanzable, comenzará a vencer en 2018. Los dueños ya ven próximo el riesgo de que sus propiedades pasen a propiedad estatal y, previsiblemente, sean derribadas.
José Ortega, abogado y portavoz de la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas, habla convencido de que no hay marcha atrás: «Cuando empezamos, en 2007, parecía que esto era una batalla de señoritos, pero hemos demostrado que no es así. Ahora habrá que ver cómo se reforma la ley, pero ya es cuestión de tiempo. No queremos el litoral construido, pero sí que se respete el derecho de los ciudadanos».
Algunos Parlamentos autonómicos libran su propia guerra. Canarias y Galicia aprobaron sus leyes contra la norma estatal. El ministerio recurrió al Constitucional ambas normas. Lo mismo anunció con otra ley gallega pero finalmente lo desestimó al pactar con la Xunta la interpretación.
¿Por qué ahora? ¿Por qué una ley vigente durante más de 20 años recibe de repente un ataque tan directo? Ortega defiende que hasta 2004 la ley se aplicó con lo que él define como sentido común. Afirma que fue la llegada del PSOE al Gobierno, y de Cristina Narbona al Ministerio de Medio Ambiente, lo que cambió todo al aplicar la ley con firmeza.
Los números muestran un avance. Entre 1988 y 2003 se deslindaron -el trámite que delimita la zona pública y privada de costa- 4.659 kilómetros de litoral. Entre 2004 y 2010, 3.880 kilómetros, según las cifras del PSOE. Ya está deslindado un 95% de la costa y la previsión del Ministerio de Medio Ambiente es rondar el 100% al terminar la legislatura.
Ríos critica que PP y CiU «intentan amañar la ley». «Quieren crear una cosa muy graciosa, ciudades navegables, para quedar bien en Empuriabrava. Y el PP quiere mantener el uso privado en el dominio público, un concepto prohibido en la Constitución».
La ley es, sin duda, polémica. Es difícil no simpatizar con quien ha comprado una casa en la playa sin que el notario ni el banco ni nadie le advirtiera de que podía estar en dominio público. Cuando después ha llegado Costas han descubierto que no pueden vender la propiedad. Muchos de los afectados son extranjeros -británicos y alemanes, principalmente- y con sus quejas han hecho que el Parlamento Europeo, Reino Unido y Alemania critiquen la norma. Los afectados aducen que las playas españolas están jalonadas de hoteles -el Algarrobico cumple cinco años parado por un recurso de los ecologistas- mientras sus chalés son expropiados.
Ríos admite que ha habido problemas de inscripción de viviendas en la playa que nunca debieron recibir los papeles: «Ha habido registro de propiedades en la costa, sí. Pero no solo en la costa, también en los ríos. Es verdad que no hemos tenido instrumentos que deberíamos haber tenido». El Gobierno intenta ahora que el catastro incluya los datos de Costas -solo cuatro provincias lo tienen-, algo que un europeo no puede comprender.
Pilar Marcos, de Greenpeace, resta importancia a la polémica: «Hay mucho ruido. Dicen que hay 1.500 o 2.000 afectados en toda España. Suponiendo que sea así, es muy poca gente frente a la mayoría del país. Algo que no justifica recortar la norma».
Rita Rodríguez, abogada de la ONG WWF, que le ha ganado a Costas relevantes pleitos, tiene un planteamiento similar: «La ley trata de prevenir los atentados de privatización del litoral para que las ocupaciones fuesen transitorias. Un terreno libre y gratuito es muy codiciado, pero eso no implica que debamos ceder a las presiones. La gente se manifiesta por lo suyo, pero la inmensa mayoría no sale a defender lo público». WWF ganó en el Supremo el pleito contra los vertidos de Fertiberia (Huelva) y en 2007 el mismo tribunal le dio la razón y anuló la decisión del Gobierno de construir un macropolígono industrial en dominio público en Las Aletas (Puerto Real, Cádiz). La sentencia no ha desanimado al Ejecutivo socialista, que prepara un nuevo informe para retomar la obra.
Los defensores de la ley ven otra nube: la cesión de competencias a las autonomías. Cataluña recibió competencias en su Estatuto y lo mismo hizo Andalucía. El anuncio del traspaso de competencias a la Junta andaluza enterró de inmediato el conflicto sobre el deslinde del Parque Nacional de Doñana, que Costas ejecutó bajo el mandato de Elena Espinosa de la forma más proteccionista posible.
Ríos defiende los traspasos: «Lo razonable es que la codecisión funcione de distinta manera pero en todas las comunidades». El director general defiende la gestión a base de pactos con alcaldes y consejeros («no vale un concepto policial de la acción, en el que se aplica a rajatabla una política») y, aunque es contrario a una reforma legal en este momento apunta: «La ley no está agotada pero ha cumplido una etapa».
El catedrático de Costas de Granada Miguel Ángel Losada discrepa: «No quieren afrontar el problema, prefieren diluirlo cediendo competencias. Localmente siempre es más difícil poner orden en la costa. Esta es una ley que conviene gestionar desde lejos. Vamos a perder todos los españoles por no hacer frente a una situación compleja».
EL PRINCIPIO DEL FIN
febrero 9, 2011
Esta es una crónica de urgencia que realmente merece la urgencia. Acabo de salir del Senado, donde he tenido la suerte de vivir un momento histórico. Hoy ha empezado a desmoronarse el bunker de los ingenieros de costas y los arrogantes señores que creían que los ciudadanos iban a resignarse por siempre a su tiranía, a sus ideas integristas y a sus malos modos.
En primavera recibí una llamada de la senadora del PP Leticia Díaz. Me dijo que estaba preparando una reforma de la transitoria segunda de la ley de costas y me pidió amablemente ayuda. Agradecí el gesto, puesto que ella además de senadora es Abogado del Estado y ayuda no creo que necesite mucha. Pero bueno, en fin… Ahí estuvimos colaborando y corregí algunas cosas que necesitaban atención. Esa reforma acaba de aprobarse en el Senado hace solo minutos. Y junto a ella, otra de aun mayor calado, hecha por CiU, para que no se aplique la ley a las marinas interiores como Santa Margarita o Ampuriabrava, pero tampoco a los núcleos urbanos con singularidad propia. Sera el gobierno el que determine que zonas merecen esa calificación (lo que augura nueva conflictividad), pero parece claro que con esto habrá enormes bolsas de afectados que se salvarán.
Una comision de la Plataforma formada por Alfredo Maso, Juan de Dios Alfocea, Jose Soler, Juan Miguel Garcia y yo mismo ha estado presente en el acto.
El debate francamente me ha impresionado por la pobreza intelectual de la representante del PSOE, su discurso plano y su ausencia de argumentos. Creo que ni siquiera ella creía lo que estaba diciendo. Pienso que estaba convencida de que las reformas eran necesarias pero que se debía al dogma. Un dogma desconexionado de la realidad, como ahora se ha demostrado. La senadora se limitaba a repetir que la zmt y la playa son dominio publico en virtud del articulo 132 de la Constitución, y de ahí no la sacaban. Es incomprensible su llamada al consenso y al dialogo cuando ella misma se remitía una y otra vez al precepto constitucional. Personalmente me ha dado pena. Mi amigo, el aguerrido Ian Styuvesant, que estaba conmigo, comentó que la senadora presentaba el mismo rollo artificioso y hueco que metió Alicia Paz en el Parlamento Europeo hace ahora casi un año. Y tenia razon.
La senadora socialista ha llegado incluso a reprochar a Leticia Diaz desconocer el concepto del principio de legalidad. La respuesta de la aludida ha sido contundente. Creo imprudente, temerario y tonto decirle una cosa asi a una persona que es Abogado del Estado. Cuando no tienes argumentos es que se nota un montón.
Ahora la ley ira al Congreso, donde los socialistas tienen mayoría, pero quien sabe. Lo mismo se aprueba en la siguiente legislatura, en la que el PSOE promete encoger como unos pantalones vaqueros en la lavadora.
Este es un hito historico en el camino que se inició en octubre de 2007, cuando Alfredo Maso me pidió que uniera a todos los colectivos de afectados a los que defendía por todo el país, que continuó con la fundación de la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas en enero de 2008, la denuncia ante el Parlamento Europeo de febrero de ese año y la declaracion del pleno aprobando el informe Auken en 26 de marzo de 2009.
Después ha habido muchos que se han sumado a esa lucha o nos han imitado, pero el impulso fue y sigue siendo nuestro. Después de todo, sólo nosotros hemos elaborado un proyecto de reforma de la ley de costas.
La tiranía toca a su fin. Los integristas dogmaticos, doctrinarios y maniaticos que durante años se han cebado con los humildes, tendrán que resignarse. La fuerza de la sociedad por fin ha conseguido influir en el Estado, como corresponde a una sociedad civilizada.
Darán terribles coletazos, harán lo imposible para demostrar su poder derribando viviendas con prisas y rabia, pero no son ya más que ogros agonizantes.
Amigos, esto se acaba.
Enhorabuena.
SOIS COBARDES
junio 4, 2010
Sois cobardes. Sólo os atrevéis con los pobres y los desamparados, nunca con los poderosos. Vosotros no representáis la ley, sino el abuso. No encarnáis el servicio, sino la injusticia. No ordenáis la convivencia, la echáis a perder. Vivís muy felices arruinando la vida de las personas desde vuestros puestos de trabajo seguros. Bajáis al bar a tomar café y os permitís el lujo de hablar de lo que está mal y si acaso de dedicarle unos minutos a arreglar el mundo. Tenéis, como todos los demás, dos orejas, dos ojos, una nariz, una boca y todas esas cosas, pero en el pecho tenéis una pesada masa de granito inmóvil.
Sois cobardes. Os portáis como las leonas que cazan en la sabana: Ignoran a la manada, dejan a un lado a los fuertes y se dirigen sólo contra los débiles, los jóvenes, los enfermos, los que no tienen recursos, los que no pueden huir. Y sin embargo estáis convencidos de que os ganáis la vida honradamente y hacéis un trabajo digno. Os miráis por la mañana en el espejo y no veis a un criminal, sino al probo funcionario que se dirige a su oficina pública.
Sois cobardes. El día 16 de marzo de 2008, en una rueda de prensa sólo para medios internacionales, dije públicamente que el bravísimo Director General de Costas del momento no tenía valor suficiente para meter la línea en el casco viejo de San Sebastián sólo porque el día 13 de ese mismo mes el temporal había saltado el paseo marítimo y había bañado la ciudad. Lo que se moja es dominio público, pero sólo cuando conviene. Sólo para los pobres y la clase media, como los habitantes de Oliva. No para quien nos puede contestar o nos puede hacer pupa.
Sois cobardes. En Bajo la Cuesta os habéis empeñado en que los temporales ordinarios llegan a cuarenta y dos metros de altura porque allí viven personas trabajadoras y humildes: un jardinero, un empleado de gasolinera, un vendedor de repuestos, un instalador de aire acondicionado y muchos jubilados. Al lado, en la central eléctrica de UNELCO, filial de una todopoderosa multinacional, vuestros cálculos indican que las olas sólo alcanzan de cinco a ocho metros.
Sois cobardes. En La Gomera echasteis abajo la carpintería de Valeriano sólo porque al cerrar con espigones el puerto de San Sebastián la playa comenzó a desaparecer y el agua se acercó al edificio, no al revés. Un jubilado sin recursos y aislado que había cometido el error de dar la lata con denuncias precisamente contra UNELCO.
Sois cobardes. Queréis echar de sus casas a los desheredados de la Bombilla, con pensiones de cuatrocientos euros al mes pero no hicisteis nada cuando el temporal entró hasta la cocina del vecino hotel de la cadena MELIÁ.
Sois cobardes. En las casas de los pobres no dejáis piedra sobre piedra, pero en Radazul habéis dejado que serraran el acantilado para construir una colección de torres junto al mar, el Isla Cristina habéis tolerado la construcción de un hotel de lujo sobre la arena, en Marina D’Or habéis cerrado los ojos ante las pantallas arquitectónicas prohibidas por la ley de costas y en la isla de Arosa no os importa que José Blanco se haga una casa de vacaciones a pocos metros del mar.
Sois cobardes. En Puerto Lajas habéis contribuido a que Pepe el Besugo pierda la visión en un ojo después de enterarse de que le vais a tirar la casa en la que vive desde hace cincuenta años, para hacer sobre ella un paseo de veinte metros de anchura como cabeza de puente de una futura gran urbanización.
Sois cobardes. En Valdoviño echasteis a tierra las viviendas tradicionales que debían a ser dadas a sus antiguos propietarios en concesión, ya que estaban entre la antigua y la nueva delimitación del dominio público, y a continuación entrasteis a sangre y fuego en los hogares de esos campesinos asustados, sin autorización judicial, como una pandilla de bandoleros en busca de botín, y las echasteis abajo.
Sois cobardes. En el Barranco de la Ballena sembrasteis el terror entre unos ancianos sin recursos ni cultura, amenazándolos con exigirles el coste del derribo si osaban defenderse. La única forma de que estas personas más pobres que las ratas se liberasen de pagaros cantidades de dinero desproporcionadas era el compromiso de renunciar a la defensa y por esa vía también a su dignidad.
Sois cobardes. En Rota echáis de sus casas a personas de la clase media que las han conseguido con el sacrificio de toda una vida y a un pensionista que no tiene otro sitio a donde ir le abonáis como compensación el importe total de 136 euros.
Sois cobardes. Ahora acabáis de echar abajo la casa de Florentina en Cala Tuent. Una casa solariega tradicional construida en 1920 sobre terrenos cuya propiedad data del siglo XIX y anteriores a la primera ley de costas. Pagó por ella cincuenta millones de pesetas y ahora vosotros le estáis exigiendo trescientos setenta mil euros para financiar el derribo. El héroe se llama Celestí Alomar. No le sirvió que Florentina tuviera pedida, con mucho fundamento y razón, la concesión de la Disposición Transitoria primera, apartado primero, de la ley de costas, ni que hubiera impugnado en los tribunales la orden de derribo. Dicen que el héroe Celestí Alomar comentó que había echado abajo la casa sin esperar a más porque estaba harto de que nos riéramos de él parando la demolición. Podrá contarle a sus hijos y a sus nietos que cuando era jefe de costas de Baleares fue lo bastante hombre como para convertir en cenizas la vida de una persona para que no siguiera riéndose de él.
Vivís y trabajáis en una secta peligrosa con un dogma antisocial y unos métodos fascistas y os mezcláis por la calle, en las cafeterías y en las tiendas con las personas normales. Con ese espanto germen de violencia y guerras llamado conciencia equivocada, creéis que vuestra labor es un bien social. Pero si la gente supiera lo que hacéis en realidad, nadie querría ser amigo vuestro. Creo, y lo digo muy en serio, que deberíamos sacar pasquines al Internet y octavillas a la calle con una fotografía de cada jefe de costas y una relación de sus hechos contra la dignidad de las personas. Sin insultar ni difamar, basta exponer los hechos. El objeto es claro: que sus conciudadanos puedan identificarlos por la calle y cambiar de acera cuando se acerquen.
Hace unos días me llamaron de la cadena Ser de la Palma para que contestara a unas declaraciones radiofónicas del Subdelegado del Gobierno en Tenerife en las que criticaba que la causa de las víctimas de la ley de costas tuviera un apoyo social “unánime”. Con esto no hacía sino reconocer que ellos son una minoría luchando contra la sociedad entera.
Conozco a una infinidad de funcionarios de Costas que son maravillosas personas y mejores profesionales, incluyendo a unos cuantos ingenieros. Estas personas están sojuzgadas por la secta y hacen, dicen y firman cosas que saben injustas porque creen que nada pueden hacer contra el sistema. Sé de un vigilante de costas que es perfectamente consciente de que sus jefes se equivocan o están mintiendo cuando se empeñan en que la línea de 1969 iba por donde dicen que iba, con la consecuencia de que todo un barrio se va al suelo. Sí, todo un barrio al suelo y todo un clamor de lágrimas sólo porque unos funcionarios están tratando de ocultar su error. El vigilante de costas sabe que todo es mentira, pero no se atreve a decirlo porque tiene miedo de la secta. También él es un cobarde.
Vosotros lo tenéis todo. El Boletín Oficial del Estado, la policía, los jueces, los grandes medios de comunicación, el Defensor del Pueblo y un ejército de ejecutores moralmente degradados. Pero nosotros tenemos la razón y vamos a ganar esta guerra porque somos como los pueblos invadidos injustamente, que luchan por su supervivencia y vosotros, en cambio, sois invasores mercenarios que ni tenéis sentimientos ni sabéis por qué estáis luchando.
Llegará un día en que devolveremos la dignidad a este país maltratado. Llegará un día en que no tendremos que avergonzarnos de nuestras instituciones. Llegará un día en que el Defensor del Pueblo volverá a defender al pueblo y los tribunales volverán a impartir justicia. Haremos que ese día llegue y en ese empeño sirve también la sedición.
Cuando el general Riego se sublevó, un ejército lanzado por el gobierno a sofocar la rebelión salió a su encuentro, pero en vez de combatirlo se puso a sus órdenes, seducido por sus ideas de libertad. Sé de algún que otro funcionario de Costas que es asiduo lector de este blog. Debe saber que esto es una invitación a la sedición.
Vosotros, funcionarios atrapados y maniatados por la secta, ya sabéis de la cobardía y el abuso de vuestros jefes, y deberíais comenzar a despegaros de sus obsesiones. Abrid los ojos, ved la realidad y reconoced que otra España es posible. Comprobad el injusto sufrimiento que estáis causando. Ved que podéis contribuir desde dentro a devolver a vuestros conciudadanos la confianza en una sociedad basada en la dignidad de la persona.
Si lo hacéis, bienvenidos al inmenso grupo de la gente de bien. En caso contrario, la próxima vez que os miréis al espejo, fijaos bien y reconoced que lo que estáis viendo allí es un cobarde.
José Ortega
Abogado
CRÓNICAS DEL BESUGO
octubre 30, 2009
Terminé el té y pedí la guía telefónica. Delante de mí, el barco de la naviera Armas dejaba el puerto para adentrarse en el Atlántico. Vaya, en el bar no tenían guía. Fui al hotel en busca de una, localicé la sección correspondiente a Puerto del Rosario y no encontré el nombre Elvira, José.
Solo quedaba pasarme por Puerto Lajas para ver si daba con él y eso es lo que hice, rodando por los campos estériles de aquella isla de cabras llamada Fuerteventura. Dos años antes, mientras estaba resolviendo papeletas en Tenerife, o intentándolo, una tal Carmen Elvira me había pedido por favor que acudiera a una reunión que debía tener lugar al día siguiente en el Ayuntamiento local. Aquélla fue una jornada para recordar. Cogí un taxi de madrugada bajo la lluvia, tomé un Binter bien temprano y vi amanecer desde el cielo. Carmen me esperaba en el aeropuerto y me llevó directamente a la reunión, en la que el concejal de urbanismo expresó, como es costumbre, los dos deseos incompatibles de los políticos locales: proteger a los vecinos de los derribos y no perder la inversión de Costas. Inversión para un paseo marítimo en Puerto Lajas que debía discurrir por los terrenos donde estaba la casa del padre de Carmen, una casa antigua y humilde que databa de un tiempo inmemorial.

Casas humildes que Costas quiere derribar
Tras la reunión me empapé del desgraciado proyecto, que ponía como excusa para un paseo de veinte metros la supuesta futura gran densidad de población de la zona. Es decir, que los señores del ladrillo se iban a hinchar a construir y a la Dirección General de Costas eso no solo le parecía de perlas sino que además lo utilizaba como excusa para un paseo de dimensiones innecesarias, teniendo en cuenta que en ese momento allí solo había unas ochenta viviendas. En realidad todo era el típico fraude idiota. El paseo discurría por la servidumbre de protección, que casualmente también tenía veinte metros, porque su verdadera intención era quitar de en medio todas las viviendas viajes y pobres que habían quedado en esa zona de servidumbre, incluso aunque con arreglo a la ley de costas tuvieran derecho a permanecer. A José Fernández, el Director General del momento, le encantaba inventarse cositas para despejar esa zona, claro que siempre por medios indirectos, porque no era de su competencia. Conocí su afición tras leer sus informes en el PGU de Candelaria, donde decía nada menos que si el Ayuntamiento daba un paso al frente y mandaba al diablo todas las viviendas que había en la servidumbre, su Dirección General sabría ser generosa y metería un montón de pasta en el municipio. Y no se refería a pasta italiana.
Una vez comprobada la ignominia, visité con Carmen a una consejera muy mona del Cabildo que tras prometer apoyo, ayuda, sostén, consejo, gestiones y auxilio, se limitó a no contestar nunca más ni una llamada telefónica ni un correo electrónico.

José Elvira y José Ortega, julio 2007
Y me marché al lugar del crimen para verlo, fotografiarlo y conocer al padre de Carmen, el pescador jubilado José Elvira, apodado el Besugo. Comimos, comentamos, me fui con Carmen a darle la tabarra a una periodista y después me dejó en el aeropuerto. Era tarde de narices cuando el avión de hélice sobrevoló los Rodeos y se puso a hacer intentos fallidos de aterrizaje. Por dos veces comenzó a descender entre las nubes cargadas de lluvia y por dos veces volvió a remontar el vuelo, metiéndole caña a los motores. Mosqueante, aunque yo estaba más cansado que asustado. Después me dijeron que en el aeropuerto tenían descacharrado el radar de aproximación y que el piloto tenía que bajar sin ver ni torta y con la única ayuda del instrumental de a bordo. Bueno, bien, aterrizó a la tercera y se hicieron las once de la noche. Pero ese día no era precisamente de descanso. Me esperaba Ramón, saludable gallego trasplantado a Bajo la Cuesta, para llevarme a Candelaria, aún en medio de la lluvia, a tomar un piscolabis con la mafia local: Antonio Oliva, su prima Elvira y creo que Jaime Quintana. Tropa de tipos y tipas nada de fiar con la que por algún motivo me encuentro relajado. Me dejaron de vuelta en el hotel a las dos de la madrugada y entonces, mirando de reojo la cama, encendí el ordenador y me puse a escribir, porque después de haber estado todo el día volando y zanganeando no tenía más remedio que redactar unos escritos y enviarlos por correo electrónico. Ya no recuerdo a qué hora me acosté, pero fue a una hora pecaminosa.

EL MATRIMONIO ELVIRA Y JOSÉ ORTEGA, FEBRERO 2008
Carmen y su padre siempre me vieron como un amigo y creo que me quieren como yo a ellos. En EL ABOGADO Y EL MAR, escribí que la única aspiración del Besugo es que lo dejen en paz y le permitan seguir con su vida inofensiva. Sobre todo que le permitan pasar la mañana sentado delante de su casa, hablando con los vecinos y mirando cómo su nieto coge olas. Después de una vida de trabajo, que a mí me parece que no fue ni dulce ni fácil, se lo ha ganado.
Esta mañana me fui a buscarlo a la aventura y allí estaba, exactamente igual que lo había visto siempre, como me lo imaginaba: Sentado al sol, mirando a la mar y hablando con su vecino. Me acerqué, seguro de que no iba a reconocerme, pero cuando aún estaba a unos metros levantó la mirada y no dudó:
-Hombre… José Ortega.
Se levantó, vino a mí y nos abrazamos. El abrazaba la seguridad, la esperanza y la certeza. Yo abrazaba a un amigo y a una persona que me necesitaba y a la que necesitaba para seguir sintiendo la satisfacción de ser útil.
Eso no fue todo. Me metió en su casa, dejé a mi izquierda un loro enorme, y se plantó en el salón, pequeño y penumbroso, llamando:
-Carmen, sal que te traigo un regalo.
Me sorprendí, porque Carmen vivía en otra isla, o eso creía yo. Pero no, allí estaba. En pijama. Otro abrazo.

José Elvira, Carmen Elvira y José Ortega 27.10.09
La vida es dura, competitiva y a menudo amarga. A mí el derecho me pareció siempre una lata y un aburrimiento. Cuando iba por los juzgados y veía a los chicos recién salidos de la facultad disfrazados de viejos, con traje, chaqueta, chaleco y maletín de piel, me daba algo. Qué rollo con las apariencias y las formas, pensaba. Y qué profesión tan pesadita.
Pero mira. A mí me pasa como a Jorge de la Jungla, que tengo suerte. Siempre he tenido suerte. Mis clientes (con honrosas excepciones) se convierten en amigos a una velocidad sorprendente. Carmen le clavará las uñas al que se meta conmigo. Y el Besugo le clavará lo que tenga a mano. Yo doy todo lo que tengo, como si la casa fuera mía, lo revuelvo todo hasta encontrar una solución y la pongo en marcha. Cuanto más pobre y desamparada es la víctima, más interés me tomo. Justamente porque la injusticia me pone enfermo. Y el abuso de los poderosos sobre los humildes. Y las conspiraciones de los señoritos contra los pobres. Y ahí radica mi suerte. Sé cómo doblegar a los injustos, los poderosos y los señoritos. Sé cómo cuidar de los desamparados, los humildes y los pobres (bueno, bueno… también de la clase media y de los ricos, llegado el caso). Sé cómo pararle los pies a esos bestias para quienes las personas, sus vidas, sus recuerdos y sus sentimientos no son más que una estadística escrita en un papel o metida en el pozo sin fondo de un disco duro.
La vida me ha proporcionado ese el privilegio y soy afortunado. El dinero está bien, los talones son estupendos y las transferencias bancarias no les van a la zaga. Pero que salga la Carmen a darte un abrazo en pijama indica que todo tiene sentido.
José Ortega, abogado, ortega_abogados@hotmail.com www.costasmaritimas.com
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