Confieso que ya no esperaba esa llamada, pero se produjo. Finalmente el Director General de Costas responde a nuestra solicitud de audiencia para cambiar impresiones sobre la reforma de la ley de costas. Aún así soy escéptico porque estoy acostumbrado a los pases de pecho de las autoridades que reciben por escenografía, te torean con paciencia y se olvidan de ti tan pronto sales de su despacho. Me he acostumbrado a esa situaciones pero vuelvo a meterme con José Pedro, el Presidente de la Plataforma, en el recinto sagrado a ver qué pasa.
Y lo que pasa es que me encuentro con un joven Director General, flanqueado por dos asesoras, que nos tratan con el respeto y nos escuchan con la atención que creo que merecemos. No veo aquí traza de fingimiento y compruebo con sorpresa que esta vez la cosa va en serio.
Después de hacer una breve y creo que innecesaria introducción sobre quienes somos y qué hemos conseguido, Pablo Saavedra me dice que estamos aquí para hablar de la reforma y José Pedro y yo podemos ver en sus manos y en las de sus asesoras las copias de nuestro proyecto de ley, bastante subrayado y por lo tanto estudiado. Saavedra propone que vayamos estudiando y comentando articulo por articulo y eso es lo que hacemos, con más o menos el resultado que a continuación expongo.
Modificación de la definición de zona marítimo terrestre para recuperar la que fue buena durante ciento ocho años, referida a temporales ordinarios. No hace falta que os cuente los argumentos, ya los he expuesto cien veces y los tenéis en los vídeos explicativos de nuestra propuesta (rueda de prensa de 20/05/2009 en Madrid y I Jornada de estudio de la ley de costas, Valencia abril de 2012). Hay acuerdo.
Modificación de la definición de playa para volver a la de 1969, que coincide con el concepto natural de playa. Esto implica que la duna deje de ser dominio público. Proponemos como ayuda que la duna continúe manteniendo una fórmula de especial protección que evite la construcción sobre ella y que por lo tanto se garantice el transporte eólico, pero sin ser demanial. Proponemos también, como fórmula de compromiso, la introducción en la ley de la limitación recogida en el reglamento de costas de que las dunas fijas que no tengan incidencia en la defensa de la playa y todo eso no tengan carácter demanial. Esto es necesario como mínimo, puesto que los tribunales no hacen menor caso del reglamento y dicen que, con arreglo a la ley, todas las dunas son dominio público. Hay acuerdo en el problema aunque se hace preciso buscar la redacción adecuada para darle solución.
Definición de la naturaleza, finalidad y límites del expediente de recuperación posesoria. Exponemos que este expediente sumario tiene por finalidad impedir las apropiaciones indebidas del dominio público, pero no es la herramienta debída para resolver situaciones complejas heredadas del pasado. Añadimos que es costumbre de los jefes de costas coaccionar a los vecinos diciéndoles que si no se defienden les perdonaran los gastos del derribo pero como se busquen un abogado y empiecen a escribir, tendrán que pagar esos gastos. Ponemos el ejemplo concreto de Crisol Santana Padrón, que nos había pedido ayuda para impedir el derribo de la vivienda tradicional de su padre y otros vecinos en el Barranco de la Ballena (Gran Canaria), pero tuvo que prescindir de esa ayuda porque los viejitos afectados habían sucumbido a las coacciones de costas. Recordamos además algunas otras cuestiones claves y sorprendentemente abusivas de este tipo de expedientes, que están causando mucho dolor en toda la costa pero especialmente en Canarias, además de exponer los ejemplos concretos de Florentina Mora en Soller (ved el video con mi intervención en el Parlamento Europeo en 2010) y la playa de Villarube (leed el post titulado El infierno de Vilarrube), donde el jefe de costas D. Rafael Eimil se presentó de madrugada e hizo salir de sus casas a los vecinos para derribar sus casas con carácter inmediato y sin autorización judicial. Proponemos que se aclare que para resolver situaciones complejas heredadas de momentos anteriores a la ley de costas deberá tramitarse un expediente por el procedimiento ordinario y con todas las garantías, del cual salga la decisión sobre si el destino del edificio debe ser el derribo o la concesión de la DT primera. Hay acuerdo.
En cuanto a la conveniencia de modificar el articulo 12 de la ley para que con cada expediente de deslinde se tramite una pieza separada de indemnizaciones, donde quede prefigurado a quien corresponde la concesión de la DT Primera a fin de que no se produzca nunca más la situación de limbo jurídico que todos conocéis, D. Pablo Saavedra me pide que ni lo comentemos porque el acuerdo es total.
En cuanto a la necesidad de que no puedan tramitarse expedientes de deslinde en zonas de costa regresiva debido a causas artificiales hasta que se hayan hecho obras para reponer la costa a su antiguo estado (situación de Moncofar, Almenara, Nules, Burriana, Belreguard, El Saler, El Brosquil, Guardamar, Vélez Málaga, Rota y otros muchos espacios de costa), el Director General entiende el concepto aunque considera que las medidas a adoptar son más técnicas que legislativas.
Hablamos a continuación de un tema un poco tonto y que pasa desapercibido, como es el hecho de que en la servidumbre de protección el uso residencia está prolhibido. Esto ni siquiera estaba en el texto de nuestra reforma porque había pasado desapercibido incluso para mi. Hablaré extensamente de esta cuestión en otra entrada de blog, pero desde luego entienden el problema y se toman nota. Esta nueva determinación la voy a incorporar a la segunda versión del proyecto de reforma porque me parece totalmente necesaría.
En cuanto al importante tema de las compensaciones por la pérdida de la propiedad, en nuestra propuesta habíamos escrito que deberían hacerse en dinero, aunque nos vemos forzados a reconocer que ni había tal masa de dinero cuando se aprobó la ley ni mucho menos la hay ahora. Por eso proponemos como fórmula alternativa la de alargar el plazo de las concesiones y garantizar su transmisibilidad. Recordamos que cuando el gobierno socialista ya intentó hacer transmisibles las concesiones con la ley de navegación marítima, los ingenieros de costas se enfurecieron ya que esto daba lugar a que estas concesiones tuvieran un precio de mercado y por lo tanto no pudieran rescatarse por calderilla, que es lo que tanto les gustaba hacer. Cuanto más prolongada en el tiempo sea una concesión, mayor será su valor de mercado y esto debería ser una fuerte barricada contra esos rescates que transforman la concesión en una trampa, como recordé en el Parlamento Europeo en 2010. Nos dicen que la transmisibilidad de las concesiones es algo que no admite discusión y lo otro lo entienden a la perfección. Hay acuerdo, aunque se deben estudiar la fórmula y la redacción adecuadas.
También cambiamos algunas impresiones sobre 2018 como límite de las concesiones anteriores a la ley de costas para usos incompatibles, lo que bajo mi punto de vista es un fraude.
Y ahora la cuestión importante: es muy difícil que los cambios en las definiciones del dominio público natural tengan efecto retroactivo, por lo que todo esto puede tornarse realmente inútil. Digamos que el Estado no ve claro deshacer lo que ha estado haciendo durante veinticuatro años con mucho esfuerzo y muchísimo dinero. Y como sólo queda un cuatro por ciento del territorio sin deslindar, vamos apañados. Incluso ese cuatro por ciento quedará cerrado antes de que se apruebe la reforma. En la provincia de Alicante, con mucho la que lleva más retraso, echan humo y están tramitando a toda velocidad.
El problema es de cuidado y no tiene fácil solución. Por un lado el gobierno reconoce que las definiciones de dominio público deben ser más modestas y menos expansivas, pero por otro estos cambios podrían no tener ni un poco de utilidad práctica, que es lo que nos interesa.
Pensaba en esto cuando salimos de la casa y mientras compartía con José Pedro un filete medio crudo enmarcado en un menú del dia de nueve euros, encontré una solución que creo que podrá satisfacer a todos. Por la tarde se la hice saber al Director General e imagino que la estudiará. La incorporaré a la segunda versión del proyecto de reforma y confío en que será la fórmula para que los afectados se quiten de encima el problema y el Gobierno no se vea en apuros. Perdonad que de momento guarde el enigma.
Cuando estuvimos en junio halando con el anterior Director General de Costas, la reunión duró más de tres horas y fue una autentica sesión de trabajo. Estábamos allí el Presidente de la Plataforma y yo para los primeros trabajos de comisión mixta, a fin de estudiar uno por uno los casos de la Plataforma y buscar una solución individualizada y dentro de la ley. Al término de la reunión el Director General nos agradeció la forma tan elaborada en la que le habíamos propuesto esas soluciones, cosa que le ayudará mucho. Comentó que todas las otras visitas que había tenido se habían limitado a sentarse, exponerle el problema y preguntarle cómo pensaba resolverlo.
Ayer pasó algo parecido. El Director General señaló que lo que tenia de nosotros no era una propuesta aislada o puntual, sino un proyecto de ley articulado y bien estructurado. Son estas cosas las que fabrican día a día el respeto hacia la Plataforma. Nuestra reputación tiene unas bases sólidas en el trabajo riguroso, no en proclamas o eslóganes. Es el mismo camino que iniciamos en enero de 2008, cuando en vez de salir a la calle a chillar o en vez de alquilar una página del diario El Pais, como pedían algunos, redactamos un informe serio, riguroso y contrastado sobre abusos, que como sabéis presentamos en el Parlamento Europeo el 1 de febrero de 2008. Es el mismo camino que seguimos en enero de 2009, cuando elaboramos la propuesta de enmienda a la ley de navegación marítima para impedir los derribos en Canarias, Galicia y el resto de la costa. Es el mismo camino que seguimos cuando, a vista de la petición de reforma hecha por el Parlamento Europeo, en lugar de alzar la voz exigiendo de forma inconcreta cambios en la ley, nos pusimos a escribir y redactamos el texto articulado que se estudió ayer. Es esa trayectoria lo que impulsó al Partido Popular a solicitar la ayuda de la Plataforma para redactar la reforma de la DT Segunda de la ley de costas que quedó aprobada en febrero de 2011 en el Senado. Debemos continuar trabajando de esa forma. Esto no es una cuestión de ideología: No hace falta ser del PP. No es una cuestión de amiguísmo: No nos han recibido por la intercesión de ningún intermediario. No es una cuestión de privilegios: Lo que estamos pidiendo es justo. Es una cuestión de fiabilidad, y en la Plataforma hemos conseguido fabricar esa fiabilidad sobre la base del trabajo, la honestidad y el rigor.
Antes de salir preguntamos al Director General si podíamos difundir la entrevista y su contenido y nos dijo que sí, siempre que no se generasen expectativas sobre posibles contenidos de la reforma. Por eso he escrito este post, que es fiel resumen de lo que sucedió ayer, de la misma forma que había escrito algún otro como el titulado Así fue lo de Martín Fragueiro.
Debo decir que siento mucho respeto hacia las personas que nos recibieron y escucharon, hacia su profesionalidad y su buen criterio. En estos meses los periodistas me han cosido a preguntas y siempre me he mostrado suspicaz hacia el contenido de la reforma que preparaba el Gobierno. Mi opinión ha cambiado después de ayer. Desde luego que puede volver a cambiar, pero en este momento estoy en condiciones de decir que las cosas pueden mejorar de forma efectiva y que la conducta inhumana que durante años hemos estado sufriendo tiene los días contados.

José Ortega
joseortega@costasmaritimas.es

NOTICIAS DE GUIPUZCOA
josé ortega abogado de la asociación española de afectados por la ley de costas
«Están creando mecanismos coactivos para lograr la sumisión del ciudadano con el Estado»

Ortega es el abogado que más demandas ha ganado al Estado en materia de Ley de Costas. Gracias a su labor, hoy se mantienen en pie varios pueblos enteros de Canarias que el Estado quería derribar. A pesar de sus éxitos, denuncia la precaria situación judicial que padecen los afectados

iraitz astarloa- Lunes, 30 de Abril de 2012 – Actualizado a las 05:28h

Donostia. Consciente de que el Estado gana el 99,9% de los litigios en materia de costas, Ortega continúa luchando contra la injusta situación que padecen 400.000 familias de todo el Estado. Su estrategia: que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos admita los casos de estos millares de afectados, ya que «no se puede esperar nada» de los tribunales estatales.

¿En qué situación se encuentran ahora mismo los afectados?

Parece que puede haber una cierta moderación en la aplicación de la Ley de Costas, lo que no significa que se hayan paralizado los derribos. Se puede decir que se ha levantado el pie un poco del acelerador, pero sigue habiendo mucha gente que está en el corredor de la muerte.

¿Puede atribuirse este cambio de actitud al cambio de Gobierno?

Yo no lo achacaría directamente a eso porque el cambio de gobierno todavía tiene que notarse, se tienen que hacer con los cargos, con la situación… Además, en el último año de Gobierno socialista ya hubo un giro de 180º en la aplicación de la ley.

El pasado 9 de abril el ministro de Medio Ambiente informó de que la nueva ley de costas llegará antes del verano.

Eso es absolutamente imposible. Ahora mismo no hay un texto escrito conocido así, que a lo sumo se mandará al Parlamento un proyecto de ley. Ahora con la mayoría absoluta todo es más fácil y puede que el proceso sea más rápido, pero creo que dos años sería un plazo muy realista para que llegue la ley.

¿De qué manera va a afectar la nueva ley a las familias sometidas a la Ley de Costas?

Pienso que la nueva ley no va a cambiar nada ni va a hacer absolutamente nada por ellos. El Gobierno le va a dar una capita de barniz al tema, pero no creo que cambie absolutamente nada.

Así que el cambio no invita a ser optimistas.

El ministro dijo que va a facilitar la desafección -dejar de considerar de dominio público una zona así considerada- de las zonas degradadas, lo que puede provocar arbitrariedades. Entiendo que las zonas degradadas son aquellas que más urbanizadas están, es decir, barrios o grandes urbanizaciones que afectan a miles de familias. Las cuatro o cinco familias que viven en su casita, aislados, no viven en zonas degradadas porque están menos construidas, por lo que se va a producir un trato más favorable por el mero hecho de pertenecer a un grupo grande.

¿Tienen alguna posibilidad los afectados de ganar la batalla judicial al Estado?

Lo que se está produciendo en la Audiencia Nacional es un espectáculo. Te dicen a todo que no. Yo soy el abogado que más veces le ha ganado a Costas, quien más deslindes he conseguido anular y, con todo, el Estado está ganando el 99,9% de los litigios.

¿Qué ocurre con los Tribunales de primera instancia?

Primero, que te dicen a todo que no y luego, respecto a la calidad de la sentencia, dan la vuelta a tus argumentos, los despiezan, los descomponen, los separan de su contexto de una forma irritante en favor del Estado.

¿Cabe recurrir ante el Tribunal Supremo?

Desde hace tres años, en el Tribunal Supremo han decidido no admitir absolutamente nada a trámite por motivos estrictamente formales. Hemos llegado a una situación en la que no se están admitiendo recursos por escribir una coma en lugar de un punto. Estamos en un proceso en el que la administración de justicia se está disipando por los aires.

¿Qué ocurre con el Tribunal Constitucional?

Nos encontramos con que si ya era poca la subjetividad con la que aceptan las sentencias, desde 2007 se ha introducido un nuevo requisito, que desde mi punto de vista es una vergüenza enorme, para admitir los recursos a trámite. Entienden que para admitirla a trámite tiene que tener relevancia constitucional, es decir, te están diciendo que te pueden estar violentando uno o más derechos fundamentales de la persona y, a pesar de todo, no te lo admiten si no tiene especial relevancia en la interpretación de la Constitución.

¿Se enfrentan los afectados a alguna traba más?

Con la reforma de las leyes procesales se introdujo en concepto de la condena en costas, es decir, que si tú pierdes el procedimiento, donde antes no existía consecuencia económica alguna, ahora te condenan a pagar los honorarios del abogado del Estado. Esto en una situación en la que tienes un 1% o 2% de probabilidad de ganar el litigio se traduce en que están creando legislativamente mecanismos coactivos para lograr la sumisión del ciudadano contra el Estado, y esto es muy serio.

¿En que situación nos quedamos los ciudadanos?

No se puede esperar nada de los jueces en este país. El Estado se está convirtiendo en una especie de vaca sagrada y lo que están haciendo los tribunales es que no haya capacidad de reacción por parte de los ciudadanos contra el Estado. Se está produciendo una sumisión-resignación entre los ciudadanos y esto es absolutamente grave porque está haciendo peligrar la calidad de la democracia.

¿Esta situación va a prolongarse mucho en el tiempo?

Tengo la sensación de que en un plazo de 10-15 años esta situación tan extraña y tan injusta de los tribunales en España se va a tener que normalizar a consecuencia de la cascada de sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.

¿Es esta la última instancia que les queda a los afectados?

La gente cree que es otra instancia más, pero no. Es un convenio por los derechos fundamentales de la persona, por lo que yo lo que hago es, desde el minuto cero, vincular el litigio con el convenio europeo de derechos humanos porque, como en la vía judicial española no cabe esperar nada, la única opción es que este tribunal admita el caso.

Publicado en
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2012/04/30/sociedad/euskadi/estan-creando-mecanismos-coactivos-para-lograr-la-sumision-del-ciudadano-con-el-estado

El abogado de varios establecimientos de El Golfo argumenta que no solo Cataluña, sino un término municipal como el de Barcelona, ya disponen de estas transferencias desde el año 2009

José Ortega: «Será positivo y se logrará que Canarias reciba del Estado las transferencias en Costas»

Denuncia que las viviendas siguen esperando respuesta a la solicitud administrativa de enero de 2007 tras el deslinde de Costas y pone como ejemplo grave de los «vaivenes» de la Administración el exagerado deslinde en Famara

Crónicas · 19 de septiembre de 2011


José Ortega, el abogado entre otros de los propietarios de varios restaurantes de El Golfo, en el municipio lanzaroteño de Yaiza, afectados por el deslinde de Costas, ha asegurado en Crónicas Radio que «será bueno y se logrará que el Estado transfiera a la Comunidad Autónoma de Canarias las competencias en materia de Costas».

A su juicio, «sería positivo para los afectados porque siempre que la admnistración más cercana, en este caso Canarias, puede tomar decisiones, será mejor para los ciudadanos que en el caso de que se tomen desde Madrid». En esa hipotética situación, cree que «podría haber también algún pase de rosca de demasiada complicidad, como pasa a veces», pero no cree que esa sea la norma, sino que «habrá más comprensión y más atención a la sociedad, que buena falta hace».

De esta manera respondía Ortega en el programa ’A Buena Hora’, de Crónicas Radio, al ser cuestionado por una propuesta que partidos como Coalición Canaria (CC) ya han trasladado en reiteradas ocasiones al Gobierno central, como ha ocurrido este mismo fin de semana.

Según predice el letrado, estas competencias «se van a dar» a Canarias. En primer lugar, porque hay otras comunidades autónomas que ya las tienen, como Cataluña y, segundo lugar, porque hay casos como el del Ayuntamiento de Barcelona, que tienen desde el año 2009 transferidas las competencias en materia de Costas dentro de su propio término municipal. «Oído al parche», esboza Ortega.

Restaurantes y Viviendas de El Golfo

En cuanto al reciente caso en el que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) acaba de dictar sentencia declarando la nulidad de una resolución sancionadora con desmontaje de determinadas instalaciones del restaurante Casa Plácido en El Golfo, el abogado entiende que la Dirección General de Costas» ha ido a buscar lo más vulnerable, lo más débil, en este caso esas pretendidas ocupaciones ilegales que Costas decía que eran ilegales. Eso habría arruinado la vida económica de El Golfo».

Eso sí, matiza que «las viviendas no tienen ningún tipo de expediente sancionador abierto. En teoría lo que haría Costas en el peor de los casos es una recuperación posesoria, que es el tipo de expediente que da lugar a todos estos derribos que está habiendo en Canarias», precisó. Sin embargo, denunció que «nosotros tenemos solicitada la concesión administrativa de la Transitoria Primera -en teoría te quitan la propiedad y te tienen que compensar con la concesión, pero luego es justo al contrario, en la práctica hay concesión o derribo- desde el mes de enero de 2007», algo que refleja a su modo de ver «lo arrogante e ineficaz que resulta esta Administración tan poderosa, que no ha sido capaz de contestar a esta solicitud y la mantiene ahí durante años».

Famara, el ejemplo de los «vaivenes» de Costas

Para este abogado, el deslinde de Famara es «el mejor ejemplo de los vaivenes de Costas y del inmenso poder que tienen sus ingenieros». Según explica, en esta zona del municipio de Teguise «hay un deslinde absolutamente increíble, que no cabe en cabeza humana, porque habían metido la línea para dentro de Los Volcanes, algo así como 900 ó 1.000 metros alegando que había transporte eólico», dijo.

Además, tras las pertinentes protestas municipales, «Costas metió la línea otra vez hacia fuera, pero brutalmente, pues cogieron solo 50 metros».

Sentencias

En la última sentencia notificada hace unos días a uno de los restaurantes de El Golfo, en Yaiza, la resolución fue dictada por la Jefatura Provincial de Costas de Las Palmas y obedece a un expediente sancionador que, junto a otros de la misma zona, fue tramitado de forma fulminante nada más aprobarse el deslinde, contra varios restaurantes de la zona, a los que se reprochaba la ocupación de dominio público y la servidumbre de tránsito por las mesas y sillas de las terrazas.

La sentencia declara la nulidad de los actos combatidos por haberse causado indefensión, ya que la Jefatura Provincial de Costas no sólo no accedió a practicar la prueba pedida por el abogado de los propietarios del restaurante, sino que ni siquiera se dio por enterada de la petición. El abogado, José Ortega, considera que de esta manera la «arrogancia de la Administración y su desprecio» por los derechos individuales se ha vuelto contra la propia Administración.

Esta sentencia se suma a la que fue dictada antes del verano en relación con el derribo de la terraza del restaurante El Bogavante, en la misma localidad. Con ellas queda demostrado que es posible vencer a Costas y que por lo tanto la marea de derribos en las playas de Canarias dista mucho de ser inevitable.

Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas

José Ortega , el abogado que ha obtenido la sentencia, es fundador de la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas y autor del informe sobre aplicación abusiva de la ley de costas que dio lugar a la declaración del pleno del Parlamento Europeo de 26.03.2009 condenando a España por aplicación retroactiva de esa ley y reclamando su reforma. Ha obtenido de los tribunales la nulidad de un deslinde en Punta Larga (Candelaria) y la de un conjunto de siete derribos en El Remo (La Palma) y uno más en La Oliva (Fuerteventura), además del correspondiente al restaurante Bogavante. Al mismo tiempo, ha conseguido la suspensión judicial in extremis de numerosos derribos en El Puertito de los Molinos (Puerto del Rosario, Fuerteventura) y en otras localidades de Fuerteventura

Publicado en Cronicas de Lanzarote:
http://www.cronicasdelanzarote.es/spip.php?article36116

PUBLICADO POR DAVID CUESTA EN EL DIGITAL DE CANARIAS.

VÍNCULO:

http://www.eldigitaldecanarias.com/noticias.php?accion=detalle&id=8550

Islas

Islas 25/06/2010

Una sentencia pionera salva un inmueble del derribo de Costas por su interés cultural

El abogado del propietario afirma que la resolución evidencia »insensibilidad» en la aplicación de la Ley

Nuevo golpe a las intenciones de la Dirección General de Costas en el Archipiélago. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) dictada el pasado 9 de abril, a la que ha tenido acceso este digital, anula la orden de derribo de una vivienda ubicada en Punta de la Seba, en el término municipal de La Oliva (Fuerteventura). La resolución es pionera en España porque, por primera vez hasta donde ha podido averiguar este periódico, un juzgado ‘tumba’ una orden de derribo de Costas en base al interés cultural de una construcción.

D.C. / Santa Cruz de Tenerife

El inmueble que ya no será derribado por Costas.
El Digital de Canarias

Más Fotos…

Es el caso de la vivienda de Placido Estévez, maestro de profesión, que un día se topó no sólo con una orden de recuperación posesoria de su propiedad, a lo que nunca se ha opuesto, sino con un dictamen que conllevaba el derribo del preciado inmueble. La recuperación, de hecho, está justificada por la aprobación de un deslinde que deja la zona en cuestión dentro del dominio público. Lo incomprensible, tanto para el propietario como para el TSJC, es que Costas, además, se haya empecinado en derribar la propiedad más allá de recuperarla.
 
Una situación que llevó a Estévez a ponerse en contacto con el abogado de la Plataforma Nacional de Afectados por la Ley de Costas, José Ortega. Empezó entonces un intenso trabajo para poner de relieve los valores patrimoniales de la construcción, que se plasmó en un informe realizado por un arquitecto experto en la materia. Aunque fueron varios los argumentos esgrimidos, y posteriormente aceptados por la Justicia, destaca el hecho de que el inmueble tiene interés público ya que se encuentra incluido en la Carta Arqueológica de Fuerteventura, elaborada por el propio Cabildo insular.

SENTENCIA ESTIMATORIA

junio 23, 2010

 Plácido Estévez tiene un carácter que parece marcado por su nombre: plácido y sosegado. No se altera, no eleva la voz, pero tampoco se rinde. Lo conocí hace unos dos años, cuando estaba en Fuerteventura, haciendo bolos para la Plataforma, y vino a verme al hotel para contarme su problema.

Su problema era una choza. No una casa ni una chabola. Una choza.

Se trata de una pequeña construcción de piedra seca que data al menos de lo que en Canarias llaman la “preconquista” pero que puede ser muy anterior, porque los alrededores están cuajados de yacimientos arqueológicos. De hecho, está catalogada en la carta arqueológica local. Pero a los ingenieros de costas esto les daba igual. Lo suyo es derribar lo que pillen. Recuperación posesoria, orden de demolición. No hicieron el menor caso de mi recurso de alzada y siguieron adelante con sus planes.

Plácito ni siquiera aspira a conservar la propiedad de la choza, sólo quiere que continúe en pie para servir a los mismos fines que hasta ahora: Refugio ocasional de escolares para excursiones de campo programadas por el colegio. Plácido es profesor. Al defender el viejo edificio de piedra seca no lucha para él. Lucha para la sociedad, la cultura y la juventud. Incluso quería cedérsela al Cabildo, todo menos verla en el suelo.

Hoy he recibido la sentencia. Estimatoria. La choza no se va a derribar y los ingenieros de costas se van a quedar pasando la mano (y la piqueta) por la pared, pero la de su propia oficina, porque aquí no tienen nada que hacer. Puede que se pongan a gritar de rabia delante del espejo, con la cara roja de carmín, como la rabiosa madre de Lula en la película de David Lynch Corazón Salvaje, o quién sabe.

La sentencia no sólo me da la razón. También critica que la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa me haya sacado al resolver la alzada una resolución estandar, pensada para todos los casos y guardada en el ordenador, que desde luego no respondía a las cuestiones que yo planteaba en el recurso.

Esta sentencia es una esperanza para todos, pero especialmente para los canarios. Hace un año su Parlamento aprobó una ley para garantizar que los poblados con interés arquitectónico, paisajístico o pintoresco pudieran ser legalizados por razones de interés público en lugar de derribados. La sentencia, al prohibir el derribo de una instalación de interés cultural, confirma que el camino es correcto.

Así que, como veis, incluso bajo las perturbadoras circunstancias que estamos viviendo, se puede prevalecer sobre el monstruo.

Me alegro por un hombre generoso, pacífico y desprendido como Plácido y también por todos los canarios que puedan beneficiarse en el futuro de la tendencia marcada por esta sentencia, pero sobre todo me alegro por los críos.

Hoy, al llamar al interesado para darle la noticia, he percibido al otro lado la interferencia del viento.

-Plácido… ¿estás por casualidad en la choza? –pregunté.

-Sí, estoy en la choza –fue la respuesta.

Entonces escuché un rumor al fondo. Eran voces y gritos de niños.

 José Ortega

 Abogado

LA DIOSA DEL MAR Y LA GUERRA

noviembre 2, 2009

Diciembre de 2007. Suena el teléfono. Un problema. Un problema grave. Derribos inmediatos, en Fuerteventura. El 20 de diciembre el primero de todos y estamos a diez, o algo así. María Rosa me lo explica todo pero yo no veía solución por ningún sitio. Ya estaba todo decidido y preparado, sin nada a lo que agarrarse. El juzgado había autorizado la entrada en domicilio para derribar la casa, no había documento de propiedad claro al que sacarle algo, los abogados decían que no había nada que hacer y efectivamente todo indicaba que tenían razón. Solo bastante tiempo después me enteré de que los afectados habían peregrinado por cuatro bufetes más solo para obtener la misma respuesta. Que no se podía hacer nada.

 A continuación me llamó la víctima propiciatoria, Carmen Guerra, señora de edad provecta y nada conformista. Le dije lo mismo, que no había agarraderas, pero ella insistió e insistió. Yo era el abogado que había parado meses antes un derribo en la Gomera –decía- y tenía que parar también el suyo. Doña Carmen hacía honor a su apellido. Mi tesis de licenciatura en Historia Antigua era un trabajo llamado ¿Quién es tu nombre? Aproximación a la magia de los nombres personales”, que hablaba obre el nombre-alma, esto es, el nombre como cualidad espiritual de la persona. Y ella era así. Su apellido era un retrato de lo que ella era. O al revés.

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La diosa sumeria Inanna

CARMEN y GUERRA. De un lado Carmen (una reelaboración, a través de la virgen del Carmen, de la diosa sumeria Inanna, la akadia Isthar y la fenicia Astarté, y una palabra que significa hechizo) y de otro Guerra (no hace explicar qué significa guerra). Había, desde luego, voluntad de combate. Doña Carmen no me dejaba decirle que no, no admitía el no. Estaba convencida de que ese no mío, provisional y tímido, encerraba un sí, y no un sí teórico, sino un sí verdadero, que confirmaba que yo podría parar su derribo y ella podría comer los turrones en paz.

Bueno, vale. Le dije que sí, colgué, se me ocurrió la fórmula, la puse en marcha y funcionó. Creo que ya he escrito algo de esto. No solo pude parar todos los derribos del Puertito de los Molinos, sino que creo que con un poco de aquí y otro de allí, y con el apoyo de las instituciones canarias, contribuí a sentar las bases para la permanencia definitiva del poblado.

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Virgen del Carmen en la plaza del Puertito de los Molinos

Cuando los afectados me invitaron a la fiesta de la virgen del Carmen en 2008, en un discursito de dos minutos dije que creía que la Señora (cuya imagen se conserva en una hornacina en la plaza) había ayudado e iba a seguir ayudando. Al regresar a casa vi que la denuncia presentada ante el Parlamento Europeo se había admitido a trámite el día de la Virgen del Carmen. Vaya, qué casualidad. Hay algunos que piensan que todo es azar y otros que creemos en el destino. Cada uno con su rollo.

Las diosas Inanna e Isthar, y posiblemente también Asrtarté, son diosas no solo del amor, sino también de la guerra. Guerra, sí. Doña Carmen aglutina en sus nombres la actitud y los caracteres de esta antigua diosa del mar y la guerra representada en la estrella Venus. “Salve, estrella de los mares”, dice aún el himno de la Escuela Naval Militar, en una evocación inconsciente de toda esa antigua tradición de los marinos de la Edad del Bronce.

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Carmen, Jerónimo Julio (Su marido) y José Ortega, 28.10.09

 En estos días estuve de nuevo con toda la gente del Puertito de los Molinos y de nuevo con Doña Carmen. Esta vez para constatar que todo va como una seda y de que con mi método me he asegurado de que los juzgados no autorizarán la entrada en domicilio para derribo. Los de Costas están negros. Una vez, en ese mismo sitio, se enteraron de que les había parado un derribo el mismo día, por la mañana temprano, en que los panzer de la muerte ya se dirigían a su objetivo. Y en todos estos meses, acostumbrados como están a que sus cositas en los tribunales sean un paseo militar (y perdonad que siga con la metáfora bélica), tiene que ser un agobio ver como una y otra vez los juzgados les dicen no a su solicitud de autorización para entrada y derribo. Sí, yo creo que están negros. Y desconcertados. Como todo el mundo. Nadie sabe cómo lo hago. Y el caso es que todo está en la ley. Lo único que hay que hacer es leerla (y entenderla).

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El Puertito de los Molinos

El puerto de los Molinos es un símbolo de la resistencia, muchos más que algún que otro poblado, que está en la mente de todos, que se ha hecho famoso porque lo han derribado. Aquí la noticia no es el derribo, sino que los derribos se han parado, aunque comprendo que eso sea bastante menos noticia y que a alguien le pueda parecer que tiene menos valor simbólico. El caso es que en condiciones normales ya debería estar todo entero en el mismísimo suelo. Allí notendría que  haber a esta hora más que piedras y lagartos, y si acaso esas instalaciones de diseño tan guays que dibujan los ingenieros de cosas en su despacho de la Castellana. Pero mira, está ahí. Sigue ahí. Contra todo pronóstico. y todo el mundo está feliz y contento. Y yo más.

Hay que luchar siempre. Si hay esperanzas, estupendo. Si no las hay, es igual. Hay que luchar. La civilización no se ha construido esforzando el dedo pulgar para hacer zapping, sino luchando, perdiendo y triunfando. Esta guerra contra los abusos la estamos ganando y la vamos a ganar.

UNA VEZ UN REGISTRADOR DE LA PROPIEDAD JUBILADO ESCRIBIÓ UN ARTÍCULO EN EL QUE PLAGIABA PARTE DE UNA ENTRADA DE ESTE BLOG CONTENIENDO PASAJES DE EL ABOGADO Y EL MAR. OTRA VEZ UN CIUDADANO SE APROPIÓ DEL LOGO SÍ PODEMOS Y LO TIENE PEGADO EN SU WEB. POR FAVOR, PIDO A LOS POTENCIALES PLAGIADORES, COPIADORES Y APROPIADORES DE LOGOS QUE NO PLAGIEN, COPIEN NI SUSTRAIGAN MIS ENTRADAS DE BLOG. PUEDEN, EN CAMBIO, TOMAR PARTES CITANDO AL AUTOR, CONFORME A LA LEY. ESTOS CONTENIDOS TIENEN COPY RIGHT Y ESTÁN AMPARADOS POR LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL.

José Ortega, Abogado

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SIQUEPODEMOS

EL RIO DE LA VIDA

noviembre 2, 2009

El_rio_de_la_vida

Seguramente recordaréis la película de Robert Redford, El río de la vida. Hablaba de la pesca con mosca en los ríos. Parece algo muy simple que tiene que ver solo con las moscas, pero no. Tiene que ver más bien con el equilibrio, la concentración y la atención. Parece que hay toda una serie de impulsos y movimientos que deben hacerse en la forma precisa y en el instante adecuado y si no no vale. La cosa no es echar al agua el sedal sino que cada movimiento sea perfecto y esto no se aprende ni en los libros ni con la simple voluntad. Hace falta un maestro. Los maestros de la pesca con mosca son como aquel personaje encarnado por Robert Redford, tipos concentrados, embebidos en la técnica, indiferentes a todo lo demás y prendados de esa naturaleza que de modo incomprensible insiste en persistir incluso en este mundo corrompido hecho de residuos y escombros.

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Rusell en la península de Jandía, 28.10.09

En estos días conocí a uno de esos tipos, un irlandés moreno de ojos azules, como debe ser todo irlandés que se precie, cuya especialidad es meterse en el agua por la cintura para atrapar salmones. En Irlanda, en Siberia, en Alaska, por ahí. Ahora está haciendo la misma cosa en el océano Atlántico, en los bordes de una isla terrosa llamada Fuerteventura. Pero no fue él quien me llamó, sino su pareja, una alemana creo que libertaria llamada Karin que creo debe tener un pasado hippie o algo parecido. Como él, Karin valora al extremo la fuerza de la naturaleza. Hasta el extremo de haber venido a las soledades de Fuerteventura en los años setenta, comprar cuatro paredes sin techo y transformarlas en un hogar a medio camino del paraíso, en frente de un océano cambiante que puedes mirar todo el día sin aburrirte y que encierra algo así como la paleta de colores de un pintor.

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Karin en la peninsula de Jandía, 28.10.09

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ESTO ES LO QUE COMPRÓ KARIN EN LOS SETENTA

Rusell y Karin estaban sentados a mi lado cuando intervine en el Parlamento Europeo el 20 de enero de este año (http://www.youtube.com/watch?v=5x_UKuDcH-Q). Estaban junto a mí, pero ha sido en estos días cuando los he conocido. Porque su atalaya frente al Atlántico está en peligro, la casa se va al suelo y los sueños amenazan con transformarse en pesadilla. Como dicen, parece que se acabó el carbón. Esta frase hecha de la lengua castellana es así de expeditiva. Implica que todo ha sido bonito pero que ya no hay nada que hacer.

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Esto es lo que se ve desde la terraza de Karin

Fui con Karin a la minúscula oficina de Costas en el Puerto del Rosario, esa capital medio desolada que en un tiempo se llamó Puerto Cabras y que parece a mitad de camino entre la Europa rica y las colonias de un ultramar lejano e impreciso. Siempre tuve la conciencia de que estos espacios de Canarias, aislados, primitivos, en cierto modo desolados, eran los de la frontera. Recuerdo otra película, Bailando con Lobos, cuando el guapete y entonces joven protagonista se va a probar suerte con los indios porque quería ver la frontera. La frontera era como un mito, un territorio desconocido donde cualquier cosa era posible y la aventura parecía cosa segura.

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Sin quererlo, con tanto viajecito a Canarias sufrí un proceso semejante al del propio Kevin Kostner. El tomó a una mujer indígena y se transformó en indio. Un día participó en un reparto de palos y mamporros contra una tribu enemiga que se presentó por las buenas a quemar, violar; robar y fastidiar. Al terminar el combate se sintió más integrado que nunca en la tribu: entonces; sobre las imágenes de los indios buenos retirándose a sus tipis, escuchamos su voz en off: “ese día supe por primera vez quién era yo en realidad”.

Algo así me está sucediendo; incluso sin necesidad de bailar con ningún lobo ni tomar una mujer india: He visitado la frontera, me he identificado con los indígenas, he participado en sus luchas contra los invasores y de esa manera he descubierto quién era yo en realidad, hasta dónde era capaz de llegar, dónde estaban mis límites y qué capacidad tenía de valor, generosidad y sufrimiento. Valor para enfrentarme a los intratables señores, generosidad para regalar mi trabajo a los humildes sin recursos y sufrimiento para aguantar traiciones, difamaciones y puñaladas.

El funcionario que atiende en la oficinita de costas del puerto del rosario es de Málaga, un señor jovial con una dentadura sospechosamente impecable. Al contrario que en otros sitios; no nos pone problemas para analizar el expediente, o más bien la parte que tienen allí. Y no es difícil encontrar la pifia: a Karin no le habían dicho ni mú, todo el procedimiento se había tramitado a sus espaldas, violando los derechos más elementales de participación, audiencia y defensa: hay pólvora de buena calidad contra los indios invasores y el deslinde se puede anular porque la indefensión causada es de libro.

Con este respiro nos fuimos al sur. Cada isla es un reducto pequeño; limitado por todas partes, pero Fuerteventura es enorme y Karin vive en la otra punta, en el morro de la península de Jandía; un territorio ignoto, raro y particular por muchos motivos: uno de ellos es que está formada por dunas salvajes. El otro es que en los cuarenta fue cedido, entregado o prestado a ese hombre moderado y prudente llamado Adolf Hitler para que durante la segunda guerra mundial el ejército, la marina y la aviación alemana pudieran disponer de él. Aún hoy dista mucho de estar clara la propiedad de toda esa extensa península.

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El Puertito de la Cruz al atardecer del 27.10.09

Llegamos al último confín de la isla atravesando un camino de tierra impracticable abierto en un paisaje de pedruscos, con el faro como norte (aunque está en el sur), y al llegar pude ver lo que era en realidad el Puertito de los Molinos; del que Karin tanto y tanto me había hablado: un balcón a otro mundo, el mundo del pasado, con la poderosa naturaleza a sus pies. Ella sabía lo que hacía cuando en su juventud había desembarcado allí y se había liado a mezclar cemento para rehabilitar aquellas cuatro paredes míseras. Con eso estaba asegurando una vida idílica en el último reducto salvaje de Europa, en el extremo de un archipiélago extremo, lejos de todo, sin carreteras, sin tour operadores y sin hoteles. Todo era allí, incluso ahora, adecuadamente primitivo y humilde. La mancha humana era aún tímida en la gloria del mundo natural. La casa de Karin está construida sobre un escarpe natural que se alza sobre una playa de rocas y callaos. La auténtica playa está más allá, a unos cien metros. Arenas blancas, intocadas, sin empresarios de hamacas, sin chiringuitos y sin alma viviente. Y aún más allá, alrededor del faro, las olas hacían eso que solo se ve en los días de furia, correr hacia las rocas mientras el viento, aún antes de romper, les arranca la espuma de la cresta para dispersarla en el aire. Todo eso se vuelve único al atardecer, cuando nubes y olas de un rosado pálido se transforman en una orgía para los ojos y para las cámaras digitales de los turistas más aplicados, capaces de meterle al coche la paliza de ese largo camino de tierra.

karin y rusell

Karin y Rusell

Bien bien, a Karin y Rusell los ingenieros de costas les han quitado su casa, su sueño y su billete al paraíso. Todo el dichoso escarpe es ahora dominio público, pero, como en otros casos, a ellos no les han otorgado la concesión de la transitoria primera de la ley, aunque deberían haberlo hecho incluso de oficio. No no… las cosas siguen igual de mal. Pero se van a poner peor, porque todo el mundo (me refiero a todo el mundo con poder) está contentísimo pensando en el paseo marítimo que van a construir en ese espacio donde ahora están las casas. Así que de nuevo tenemos por ahí ruido de palas y maquinaria de color amarillo. Y las viviendas al suelo. Y con ellas todos esos sueños y esperanzas, todo ese convencimiento de que en su momento, al comprar las paredes herrumbrosas, fuimos afortunados e hicimos lo justo. Que teníamos razón, que la casa era como un barco, rodeada de mar y gaviotas, pero sin cabeceos, balanceos ni mareos. Que asomarse a la terraza era como hacerlo a un puente de mando. Que por la mañana podías ver el sol salir por tu izquierda y por la tarde ponerse por tu derecha, como si cada día manos invisibles pintaran para ti un cuadro nuevo.

olas

Olas en Jandía

Estos bestias piensan, pero no sienten. Es una diferencia que creo que se entiende bien. Ponen su línea y les da igual que se hunda el mundo. Quizá sepan que los ladrillos que van a quitar de en medio están empapados de ansias y recuerdos, pero les da igual. Cuando escribí mi tercera novela, LA PIEDRA RESPLANDECIENTE, quería darle alma a esas piedras de los yacimientos arqueológicos en los que tanto había trabajado cuando era estudiante. Me aburría como una ostra al limpiar con el pincel los muros de una casa argárica y con la novela le proporcioné historia, mito y aventura a todo eso.

LA PIEDRA RESPLANDECIENTE

A los muros de esas casas condenadas les pasa lo mismo. Ya sabéis (algunos, no todos): lo esencial es invisible a los ojos. No se ve bien sino con el corazón. Estos bestias ven estupendamente con los ojos, las lentillas y las gafas, no con el corazón. Por supuesto que desconocen toda diferencia entre un sombrero mejicano y una boa que acaba de tragarse un elefante: no podemos pedirle peras al olmo y si alguno de ellos lee estas líneas se preguntará de qué rayos estoy hablando. Lo suyo es dibujar líneas y arruinar la vida de las personas.

ElPrincipito

La boa que se ha tragado un elefante

El amable-sonriente funcionario de costas de Puerto del Rosario me lo confirmó. Sus jefes estaban a punto de convocar un concurso para adjudicar la redacción del proyecto de ese paseo marítimo. Y además nos saca un plano del Plan Rector de Usos del Parque Natural que muestra que toda esa zona debe dejarse expedita y libre. Será con buena intención, pero parece que esté hablando para niños de pecho. Nos muestra el plano como si todo fuera inevitable, como si todo Cristo, los de Costas y los vecinos, no tuvieran más remedio que someterse a esa dura realidad del Plan Rector de Usos. Pero yo sí veo lo invisible y no necesito consultar ni medio papel para imaginar qué ha pasado. Simple: Que cuando se hace el dichoso Plan Rector la Dirección General de Costas mete su informe vinculante diciendo, como suele, que hasta que no se dibuje la línea del deslinde (que entonces era solo una propuesta, y a pesar de ello) y se declare libre la zona, el Plan no se aprueba. Es decir, que no se hace nada hasta que los responsables escriban ahí lo que a Costas le dé la gana. Se trata de una prescripción ilegal. Totalmente ilegal. Absolutamente ilegal. Pero estos tíos son como los hunos. Inician el galope y nada crece bajo las patas de sus caballos. Y mientras en el gobierno de Canarias (y en los otros gobiernos de la CCAA) no haya buenos asesores que lo sepan ver, seguiremos sembrando las costas de injusticias y transformando la ley en un chiste malo. Quisiera que algún político, asesor, técnico o lo que sea se diera cuenta, por primera vez en su vida, que hay una diferencia entre Dios y la Dirección General de Costas. Hasta ahora no han sabido verlo. Costas dice una cosa y ellos pierden al mismo tiempo la razón y la voluntad, se vuelven muñecas de trapo y obedecen como buenos rumiantes.

 Es cierto, la cosa va adelante. Costas, Ayuntamiento, Cabildo, Gobierno de Canarias, por lo visto todos están la mar de contentos con ese proyecto. Un paseo marítimo en el fin del mundo, en medio de la nada. El de Puerto Lajas lo justifican porque en la zona los encargados de ello van a construir una barbaridad ¿Y en el Puertito de la Cruz qué? Todo el mundo está convencido de que hay planes secretos. Planes para complacer a los que ya os imagináis. Planes para enladrillar el paraíso. Sí, sí, Jandía es un espacio natural protegido, pero de alguna forma hay que buscar la racionalidad a esa medida que parece tan rara de un paseo donde maldita la falta.

karin y pepe

Karin con su vecino y amigo Pepe

 Al día siguiente nos dimos una vuelta por la zona. Los vecinos de Karin son entusiastas de esas casas ruinosas donde el rumor del mar nunca cesa. Un tipo con aspecto aguerrido le muestra las plantas de tomates que cultiva en la misma pared del escarpe. En la conversación se lamenta: Todo se va a perder. El paseo marítimo es inevitable. Hasta cinco veces (a pesar de su aspecto aguerrido) repite que lo único que cabe es resignarse. Menciona que los ciudadanos no son más que insectos que el gobierno puede aplastar cuando quiera. Los ciudadanos no son nada. Y algo más. Algo que puede lubrificar una deriva impropia de todo esto. Añade que en la isla mandan los godos y se hace lo que ordenan los godos, que los majoreros no son dueños de su destino y no cuentan.

karin y majorero

Karin con otro vecino. Rebeldia versus resignación

¿Veis? Los ingenieros de costas no solo se distinguen por fomentar el abuso y la injusticia. También están alimentando el secesionismo político de Canarias. Son tontos perdidos. Están haciendo daño no solo a la sociedad, también al Estado. Es lo que pasa cuando los políticos dejan su función en manos de tipos que no tienen ni corazón ni alma ni sentimientos ni nada de lo que distingue a las personas de los asnos, sapos, grillos y demás primos del reino animal (excepto el pensamiento frío, preciso y cortante como una cuchilla, que eso sí que lo tienen).Los políticos, suponiendo que se den cuenta, necesitarán años para sanar el mal que estos ingenieros de costas están haciendo en Canarias y las trabas que están poniendo para que allí el sentimiento de España siga significando algo.

Y para terminar, yo alucino. Simplemente alucino. Veo todo esto y me cuesta creerlo. Todos estos políticos, funcionarios y jefecillos están planeando, dibujando y estructurando un paseo marítimo que nunca en la vida se podrá hacer porque es ilegal. Sí sí, ilegal. No necesito ni consultar el proyecto ni repasar la ley. Nunca se podrá hacer ese paseo. Van en directa, están lanzados, convencidos y entusiasmados. Y esos vecinos cándidos, como los santos inocentes de Delibes, despojados de la dignidad y entregados a la resignación simplemente porque creen que la Administración siempre tiene razón y no ven que en España, bajo la retórica democrática, se está fomentando una sociedad sumisa en la que la función del ciudadano es consumir mucho y pensar poco.

No, no va a haber resignación, porque nosotros tenemos razón y ellos no. No solo son malos, son también unos paletos. Tanto poder como acumulan les ha hecho perder el sitio y creen que pueden hacer cualquier cosa. Nunca se hará ese paseo, y si se hace dejaremos de ser Europa. Si se hace habrá que darle la razón a los que fijaban la frontera de Africa en los Pirineos, o a los que insisten en que las Canarias pertenecen al continente al que están pegadas, no a la Europa culta, civilizada y plural. Si se hace ese paseo, será pisoteando la ley y el derecho.

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Amado Nervo

El río de la vida no se va a secar. Lleva agua, salmones, truchas, pero también sueños y esperanzas. Mira qué casualidad, Amado Nervo, el poeta mejicano, escribió que nos es lícito esperarlo todo de la vida, porque la vida es un río lleno de posibilidades, y le da lo mismo llenar un ánfora grande que un ánfora pequeña. Todas estas almas cándidas de Puertito de la Cruz, acostumbradas a recibir bastonazos, pueden ir al río con un ánfora gorda de la muerte y pedir que sus casas sigan donde están y sus plantas de tomates también. Esos zoquetes con coche oficial no son nadie para arruinarles la vida.

FOTOGRAFÍAS DEL AUTOR.  EL MATERIAL GRÁFICO ES PARTE DEL DOCUMENTAL «LAS PLAYAS DE LA IRA» EN FASE DE RODAJE.

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José Ortega, abogado

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SIQUEPODEMOS

CRÓNICAS DEL BESUGO

octubre 30, 2009

Terminé el té y pedí la guía telefónica. Delante de mí, el barco de la naviera Armas dejaba el puerto para adentrarse en el Atlántico. Vaya, en el bar no tenían guía. Fui al hotel en busca de una, localicé la sección correspondiente a Puerto del Rosario y no encontré el nombre Elvira, José.

Solo quedaba pasarme por Puerto Lajas para ver si daba con él y eso es lo que hice, rodando por los campos estériles de aquella isla de cabras llamada Fuerteventura. Dos años antes, mientras estaba resolviendo papeletas en Tenerife, o intentándolo, una tal Carmen Elvira me había pedido por favor que acudiera a una reunión que debía tener lugar al día siguiente en el Ayuntamiento local.  Aquélla fue una jornada para recordar. Cogí un taxi de madrugada bajo la lluvia, tomé un Binter bien temprano y vi amanecer desde el cielo. Carmen me esperaba en el aeropuerto y me llevó directamente a la reunión, en la que el concejal de urbanismo expresó, como es costumbre, los dos deseos incompatibles de los políticos locales: proteger a los vecinos de los derribos y no perder la inversión de Costas. Inversión para un paseo marítimo en Puerto Lajas que debía discurrir por los terrenos donde estaba la casa del padre de Carmen, una casa antigua y humilde que databa de un tiempo inmemorial.

nieto del besugo

Casas humildes que Costas quiere derribar

Tras la reunión me empapé del desgraciado proyecto, que ponía como excusa para un paseo de veinte metros la supuesta futura gran densidad de población de la zona. Es decir, que los señores del ladrillo se iban a hinchar a construir y a la Dirección General de Costas eso no solo le parecía de perlas sino que además lo utilizaba como excusa para un paseo de dimensiones innecesarias, teniendo en cuenta que en ese momento allí solo había unas ochenta viviendas. En realidad todo era el típico fraude idiota. El paseo discurría por la servidumbre de protección, que casualmente también tenía veinte metros, porque su verdadera intención era quitar de en medio todas las viviendas viajes y pobres que habían quedado en esa zona de servidumbre, incluso aunque con arreglo a la ley de costas tuvieran derecho a permanecer. A José Fernández, el Director General del momento, le encantaba inventarse cositas para despejar esa zona, claro que siempre por medios indirectos, porque no era de su competencia. Conocí su afición tras leer sus informes en el PGU de Candelaria, donde decía nada menos que si el Ayuntamiento daba un paso al frente y mandaba al diablo todas las viviendas que había en la servidumbre, su Dirección General sabría ser generosa y metería un montón de pasta en el municipio. Y no se refería a pasta italiana.

  Una vez comprobada la ignominia, visité con Carmen a una consejera muy mona del Cabildo que tras prometer apoyo, ayuda, sostén, consejo, gestiones y auxilio, se limitó a no contestar nunca más ni una llamada telefónica ni un correo electrónico.

besugo y ortega

José Elvira y José Ortega, julio 2007

  Y me marché al lugar del crimen para verlo, fotografiarlo y conocer al padre de Carmen, el pescador jubilado José Elvira, apodado el Besugo. Comimos, comentamos, me fui con Carmen a darle la tabarra a una periodista y después me dejó en el aeropuerto. Era tarde de narices cuando el avión de hélice sobrevoló los Rodeos y se puso a hacer intentos fallidos de aterrizaje. Por dos veces comenzó a descender entre las nubes cargadas de lluvia y por dos veces volvió a remontar el vuelo, metiéndole caña a los motores. Mosqueante, aunque yo estaba más cansado que asustado. Después me dijeron que en el aeropuerto tenían descacharrado el radar de aproximación y que el piloto tenía que bajar sin ver ni torta y con la única ayuda del instrumental de a bordo. Bueno, bien, aterrizó a la tercera y se hicieron las once de la noche. Pero ese día no era precisamente de descanso. Me esperaba Ramón, saludable gallego trasplantado a Bajo la Cuesta, para llevarme a Candelaria, aún en medio de la lluvia, a tomar un piscolabis con la mafia local: Antonio Oliva, su prima Elvira y creo que Jaime Quintana. Tropa de tipos y tipas nada de fiar con la que por algún motivo me encuentro relajado. Me dejaron de vuelta en el hotel a las dos de la madrugada y entonces, mirando de reojo la cama, encendí el ordenador y me puse a escribir, porque después de haber estado todo el día volando y zanganeando no tenía más remedio que redactar unos escritos y enviarlos por correo electrónico. Ya no recuerdo a qué hora me acosté, pero fue a una hora pecaminosa.

los padres de Carmen

EL MATRIMONIO ELVIRA Y JOSÉ ORTEGA, FEBRERO 2008

  Carmen y su padre siempre me vieron como un amigo y creo que me quieren como yo a ellos. En EL ABOGADO Y EL MAR, escribí que la única aspiración del Besugo es que lo dejen en paz y le permitan seguir con su vida inofensiva. Sobre todo que le permitan pasar la mañana sentado delante de su casa, hablando con los vecinos y mirando cómo su nieto coge olas. Después de una vida de trabajo, que a mí me parece que no fue ni dulce ni fácil, se lo ha ganado.

  Esta mañana me fui a buscarlo a la aventura y allí estaba, exactamente igual que lo había visto siempre, como me lo imaginaba: Sentado al sol, mirando a la mar y hablando con su vecino. Me acerqué, seguro de que no iba a reconocerme, pero cuando aún estaba a unos metros levantó la mirada y no dudó:

  -Hombre… José Ortega.

  Se levantó, vino a mí y nos abrazamos. El abrazaba la seguridad, la esperanza y la certeza. Yo abrazaba a un amigo y a una persona que me necesitaba y a la que necesitaba para seguir sintiendo la satisfacción de ser útil.

  Eso no fue todo. Me metió en su casa, dejé a mi izquierda un loro enorme, y se plantó en el salón, pequeño y penumbroso, llamando:

  -Carmen, sal que te traigo un regalo.

  Me sorprendí, porque Carmen vivía en otra isla, o eso creía yo. Pero no, allí estaba. En pijama. Otro abrazo.

José Elvira, Carmen Elvira y José Ortega 27.10.09

José Elvira, Carmen Elvira y José Ortega 27.10.09

  La vida es dura, competitiva y a menudo amarga. A mí el derecho me pareció siempre una lata y un aburrimiento. Cuando iba por los juzgados y veía a los chicos recién salidos de la facultad disfrazados de viejos, con traje, chaqueta, chaleco y maletín de piel, me daba algo. Qué rollo con las apariencias y las formas, pensaba. Y qué profesión tan pesadita.   

  Pero mira. A mí me pasa como a Jorge de la Jungla, que tengo suerte. Siempre he tenido suerte. Mis clientes (con honrosas excepciones) se convierten en amigos a una velocidad sorprendente. Carmen le clavará las uñas al que se meta conmigo. Y el Besugo le clavará lo que tenga a mano. Yo doy todo lo que tengo, como si la casa fuera mía, lo revuelvo todo hasta encontrar una solución y la pongo en marcha. Cuanto más pobre y desamparada es la víctima, más interés me tomo. Justamente porque la injusticia me pone enfermo. Y el abuso de los poderosos sobre los humildes. Y las conspiraciones de los señoritos contra los pobres. Y ahí radica mi suerte. Sé cómo doblegar a los injustos, los poderosos y los señoritos. Sé cómo cuidar de los desamparados, los humildes y los pobres (bueno, bueno… también de la clase media y de los ricos, llegado el caso). Sé cómo pararle los pies a esos bestias para quienes las personas, sus vidas, sus recuerdos y sus sentimientos no son más que una estadística escrita en un papel o metida en el pozo sin fondo de un disco duro.

La vida me ha proporcionado ese el privilegio y soy afortunado. El dinero está bien, los talones son estupendos y las transferencias bancarias no les van a la zaga. Pero que salga la Carmen a darte un abrazo en pijama indica que todo tiene sentido.

José Ortega, abogado, ortega_abogados@hotmail.com www.costasmaritimas.com

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